Opinión

El candidato que quiere ser ‘transparente’

Paco Melero

El Faro | Lunes 04 de mayo de 2015
Soy mejor que tú y lo sabes. Y, si no, desmiéntelo”. Así reza el retador cartelito de propaganda del candidato socialista a la Alcaldía de Meruelo (Cantabria), Luis Alberto Nicolás, alias el Pocarropa. El hombre debe haberse mirado en el espejo por la mañana y, creyendo que sus carnes son aún aprovechables, craso error, no ha dudado un momento en hacerse dos pedazos de fotos e intentar lucir su ya deslucido cuerpo serrano por ambas caras.

Una por delante, tapando con una rosa (sin miedo a pincharse) lo que desde Adán y Eva se ha tapado el ser humano; y la otra de espaldas mostrando al mundo las prisas con que Dios cogió el barro y le dio forma de aquella manera. A pesar de tanta carne fláccida, el hombre no duda en afirmar que quiere ser transparente, cosa que no ha podido conseguir el amigo que le ha hecho la foto. Y es que algunos ya no saben que inventar para conseguir la butaca. Es el último grito en creatividad e imaginación. Dice que lo que intenta es vencer el miedo al cambio. Sin embargo, a mí lo que me da miedo es ese tipo de cambio. Porque hasta ahora estábamos acostumbrados a admitir en los anuncios dorsos musculosos, figuras esbeltas, doncellas fabulosas... A partir de ahora parece que llega el cambio. A peor, evidentemente. Y no hace falta detenerse mucho tiempo a contemplar la imagen del fulano, porque le salen michelines hasta en la mirada. Por otra parte, el nuevo Nicolás expresa en el cartel que no tiene cuentas en Suiza ni en Andorra. Pero hombre de Dios, si usted va a cualquier banco suizo o andorrano en ese plan, no tenga la menor duda de que le van a abrir no una cuenta, sino la cabeza. Además, y para que quede la cosa bien transparente, afirma que no tiene tarjetas opacas. A eso se le llama coherencia. Hombre, yo tampoco las tengo y sin embargo no enseño el culo con esa facilidad. Asegura que tampoco le tocó la Lotería de Navidad del feriante.

Por lo visto, el cartelito ha creado cierto malestar en el PSOE, porque en el partido están convencidos de que con esas hechuras no se va a ninguna parte. Sin embargo, el empecinado, aparte de pegar 50 cartelitos por toda las farolas y establecimientos del pueblo, ha explicado que eso sólo es el principio. Que tiene una serie de seis carteles preparados de confección casera y que los irá poniendo en circulación poquito a poco, más que nada para no atiborrarse de golpe y porrazo con tan grandioso espectáculo.

Dice que el Partido Popular lleva gobernando en el pueblo toda la vida (la eternidad en los cargos políticos es la meta a conseguir) y como es muy complicado quitar el miedo a los caciquismos, quiere impactar a sus paisanos a ver si así le hacen caso de una puñetera vez. Y en verdad el impacto ha sido brutal. Por si faltaba poco el buen señor asegura que había lanzado los carteles por iniciativa propia, pero que lo consultó con su hijo de ocho años. El niño, falto de prejuicios, le diría seguramente que mejor en ‘pelotas picada’, pero el padre ha demostrado ser un cobarde y un bocazas. ¡Lo que nos queda por ver antes de las elecciones!