El Faro | Lunes 23 de marzo de 2015
Ados meses de las elecciones municipales, las obras en los distintos municipios se aceleran, los anuncios de futuros proyectos se multiplican y empieza el carrusel de actos en clave electoral. También hay quienes, después de haber estado meses en silencio y sin actividad, llega este momento y se acuerdan de que la cita con las urnas está a la vuelta de la esquina. Esta realidad, con más o menos matices, se reproduce en cada localidad cada cuatro años, en muchos casos también con un elemento común: una guerra sucia que en esta ocasión se ve recrudecida ante un escenario político que se vislumbra más fragmentado que nunca. En este contexto, nos encontramos igualmente con denuncias de última hora, peticiones de dimisión y un cruce de acusaciones que poco tiene que ver con las preocupaciones y necesidades de los vecinos. Un ejemplo de todo esto lo encontramos esta semana en Guadarrama, donde, diez años después, un edil socialista de otro municipio ha denunciado un presunto delito medioambiental en la parcela del aparcamiento de la calle Sierra, si bien la Fiscalía ha entendido que, en todo caso, afectaría a la ordenación del territorio y no propiamente a la normativa medioambiental. Ante esta denuncia, la alcaldesa, al igual que uno de sus concejales, tendrá que declarar próximamente en los Juzgados de Collado Villalba, al igual que el entonces regidor (y ahora primer edil de Las Rozas) y el titular de Urbanismo en aquella legislatura. Desde el actual Ejecutivo, señalan que pretenden cerrar el expediente que dio origen a la denuncia con la aprobación este mismo mes del Plan Especial de la citada zona, convertida desde hace años en un aparcamiento de uso público y gratuito. ¿Qué hay entonces detrás de la judicialización de este episodio? A todas luces, parece que el único objetivo es hacer ruido en vísperas del 24-M, con maniobras políticas en la sombra cuyo recorrido parece muy corto, aunque suficiente como para irrumpir en medio de la campaña. De igual forma, las acusaciones, en algunas ocasiones realizadas de forma anónima y buscando el altavoz de las redes sociales, se suceden en otras localidades de la Sierra, sin que en la mayor parte de los casos exista una denuncia en firme, sino demagogia y ataques personales, en ciertos casos incluso entrando en la vida privada. Los vecinos no quieren juego sucio ni un enfrentamiento que sólo conduce al hartazgo, sino propuestas concretas y una alternativa que no se quede únicamente en desacreditar al adversario.