El Faro | Lunes 16 de marzo de 2015
Con el uso y abuso del teléfono móvil tengo la sensación de que hemos entrado de lleno en una etapa en el que el concepto de amistad se expande, Cuando escuché decir a un amigo que algunas amistades se ofenden en el caso de no contestar con rapidez a los mensajes recibidos por WhastsApp, me quedé entre perplejo y alucinado. ¿Acaso ya no tenemos derecho a estar un rato a nuestro aire? ¿Debe uno estar atento y pegado al teléfono todo el día? ¿Dónde está el respeto a la intimidad y a la libertad personal? Da la sensación de que algunos la interpretan la vida como si fuera un videojuego, donde los personajes responden a las instrucciones y deseos de quien controla el mando. Con semejante dinámica de control y seguimiento exhaustivo una herramienta tecnológica de tanta utilidad puede acabar convirtiéndose en un instrumento agobiante. Para mí ya lo es.
ALEJANDRO PRIETO (San Lorenzo de El Escorial)