Toros

Álvaro Lorenzo y Martín Escudero salen a hombros en Vistalegre

ALFREDO FERNÁNDEZ | Lunes 02 de marzo de 2015
Sábado 21 de febrero. Novillada Picada Casi media plaza cubierta. Novillos de Guadajira (1º,3º y 5º) de correcta presencia, feos, deslucidos, mansos y desabridos; Garcigrande (2º) chico, bravo y enclasado; y Domingo Hernández (4º y 6º), terciados y excesivamente cómodos de cabeza. Buenos en general, con movilidad y nobleza. 6º, encastado. Martín Escudero, ovación tras petición, oreja y oreja; Álvaro Lorenzo, oreja, dos orejas y dos orejas.
Álvaro Lorenzo y Martín Escudero dieron una gran tarde de toros en el mano a mano celebrado el sábado 21 de febrero en el Palacio Vistalegre de Madrid. El toledano sumó un botín de cinco orejas y el madrileño dos, abriendo ambos la puerta grande en esta entretenida novillada que devolvía así los toros a Carabanchel.


No se pueden juzgar a los dos con idéntica vara de medir. El material no fue el mismo.

Lorenzo arrasó en una actuación muy completa con capote, muleta y espada, pero enfrente tuvo tres novillos de Domingo Hernández a cual más bravo y con mejores virtudes. Sin embargo, Martín Escudero se estrelló con tres de Guadajira, un punto por arriba en presentación, pero peores, mansísimos y complicados. La ‘oportunidad’ fue muy diferente. Ambos, por palos inversos, se reivindicaron en Vistalegre, demostrando tener mucho porvenir para funcionar y llegar arriba si tienen suerte.

Lorenzo toreó primorosamente de capa a su primero, que embistió perfecto. Los lances tuvieron expresión y enjundia. La faena tuvo entidad en tandas de mucho temple y seguridad por ambos pitones. Remató su labor en la corta distancia con asiento y dominio. Un pinchazo y un feo sablazo dejaron todo en una oreja.

La faena más relevante del toledano llegaría frente al sexto, en una actuación importante y donde se entregó con autoridad y verdad. El novillo de Domingo Hernández tuvo más chispa y el toledano firmó dos tantas sobresalientes sobre la derecha. Le tumbó de una gran estocada. Frente al tercero, al que había toreado bien de capa, llevó a cabo una faena segura y donde enganchó y le condujo con facilidad al natural. La estocada fue de libro. Completa y rotunda la actuación de Alvaro Lorenzo.

Con un guión diferente se desarrolló la actuación de Martín Escudero, que se jugó la vida sin aspavientos. Sin trampa ni cartón. La faena al cuarto fue de una gran emotividad y sinceridad. El novillo topaba y se defendía. Jamás repitió. Los estatuarios del inicio fueron de aplastante aplomo. Entre medias, dos tandas soberanas de derechazos dando el pecho y la muñeca rota. Las bernadinas tuvieron emoción y ajuste. Gran estocada y oreja de peso.

El quinto fue un moruchón con mucho genio. El galapagueño fue generoso y le dio distancia antes de ponerse áspero y defenderse. El novillero estuvo muy valiente y pisó terrenos de compromiso y mérito. Volvió a manejar la espada con contundencia. Abrió la tarde un novillo de Guadajira que se quedó corto y no tuvo una pizca de bravura. Bien de capa el torero y una faena llena de deseos. Las manoletinas fueron de órdago. Debió pasear una oreja.