El Faro | Viernes 27 de febrero de 2015
EHay ocasiones en que los números hablan por sí solos. Es el caso de Galapagar, donde unos 3.000 alumnos se beneficiarán de las becas escolares que por segundo año concede el Ayuntamiento de esta localidad. Son 500 más que en la primera convocatoria, lo que viene a demostrar lo acertado de una iniciativa que cuando se anunció fue cuestionada por algunos grupos de izquierda. Sus críticas se fundamentaban en que beneficiarían a todos por igual, por lo que demandaban una diferenciación en función del nivel de renta. Sin embargo, ya existen otros mecanismos y otro tipo de ayudas para garantizar la escolarización de toda la población, mientras que en este caso se trataba de habilitar una línea de becas que pudiese llegar al mayor número de familias posible. De este modo se conseguía, por una parte, agilizar los trámites y reducir la burocratización que demasiado a menudo domina este tipo de procesos; pero sobre todo se extendían las becas también a esa amplísima clase media que durante estos años ha sufrido las consecuencias de la crisis, pero que no podía acceder a las ayudas de Servicios Sociales ni tampoco a las que concede la Comunidad de Madrid.
El Ayuntamiento no puede ni debe sustituir a la Administración regional, pero sí trabajar para atender las necesidades y demandas de los vecinos, y justamente eso es lo que ha ocurrido con este programa de becas, al que este año se destinan 313.000 euros, casi 25.000 más que el pasado ejercicio. Desde luego, esta política resulta mucho más social que destinar el dinero de las ayudas escolares a la organización de Galapajazz, como ocurrió hace unos años en el Gobierno del cuatripartito, aquel conglomerado que reunía a PSOE, Izquierda Unida, Foro Verde-GyU y Plataforma de Vecinos de Galapagar.
Por eso, conociendo aquel episodio, sorprende especialmente que determinados grupos se lleven ahora las manos a la cabeza por la puesta en marcha de una iniciativa que en definitiva beneficia a centenares de familias galapagueñas.
De igual modo se lleva haciendo desde hace tiempo en San Lorenzo de El Escorial, en donde además del cheque escolar (que de paso beneficia a los comercios locales), existe una ayuda al abono de transporte para los jóvenes que estudian fuera de la localidad. También el vecino municipio de El Escorial se acaba de impulsar una iniciativa similar, aunque con una cuantía más modesta en las ayudas. En una época como esta, las políticas sociales son más necesarias que nunca, y desde luego que el apoyo a las familias a través de iniciativas de este tipo es una de esas medidas que en este momento deben figurar como prioritarias.