El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El pasado domingo, 18 de marzo, se celebró en el Palacio Vistalegre de Madrid una corrida de toros, con una pobre entrada de público, ya que muy pocos aficionados se animaron a presenciar este festejo con tres diestros de un acusado “corte artista”.
La corrida de Montalvo estuvo correctamente presentada con animales hechos y cuajados, pero muy agradables y cómodos por delante. En líneas generales, el encierro de la ganadería salmantina resultó de lo más potable y manejable para el triunfo de los toreros. David Luguillano paseó dos orejas de su segundo oponente tras un trasteo con los característicos retazos de pellizco comunes en el torero de Valladolid. Álvaro Justo debió pasear sólo una del sexto, pero le fueron concedidas dos. El de Arganda dejó un trasteo con momentos aislados de buen toreo y con cierto gusto en las formas. Por su parte, Antón Cortés, estuvo muy desangelado toda la tarde, aunque el poco público que asistió le concedió un trofeo muy generoso a la muerte de su segundo astado.