Toros

Gravísima cogida de Salvador Fuentes el domingo en Madrid

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
En el segundo festejo de la temporada 2007 en Madrid, celebrado el pasado domingo 18 de marzo, el novillero sevillano Salvador Fuentes sufrió un grave percance que a punto estuvo de tener fatales consecuencias.

Calidad y agallas
El novillero estaba teniendo una actuación brillante mientras muleteaba a su primer oponente, un complicado astado con el hierro de Julio de la Puerta. Fuentes había hilvanado dos tandas con hondura y calidad sobre el pitón izquierdo cuando fue prendido por el animal a la altura de la pantorrilla. Conmocionado, el novillero se levantó, se hizo un torniquete con el corbatín y volvió con agallas a la cara del novillo. El de De la Puerta, ya avisado y mansote, apretaba hacía dentro pero tenía cierta transmisión en sus arrancadas. La faena volvió a retomar vuelo y la faena iba camino del éxito. Sin embargo, en un descuido el utrero le volvió a empitonar con saña y aquí el novillo sí hirió de suma gravedad al novillero de Almensilla.

Una cornada seca y fuerte que hizo que tuviera que ser evacuado a la enfermería de la plaza para ser operado de urgencia. Los doctores le atendieron de un percance muy parecido al que le segó la vida al malogrado “Paquirri” en Pozoblanco.

Una cornada en el muslo derecho, con 25 centímetros hacía abajo, seccionando la arteria femoral, la safena externa y colaterales, con destrozos en los músculos cuadríceps e isquiotibiales. Además, fue atendido de otra de menor gravedad, de 10 centímetros en la cara posterior de la pierna izquierda.

Pronta recuperación
Por fortuna, este joven novillero, que tiene unas buenas dotes para funcionar en el futuro, se encuentra ya muy restablecido de este percance y, si todo va bien, en un mes aproximadamente podrá volver a torear. Por el momento, la empresa Taurodelta ya ha ofrecido a Fuentes un puesto en una de las novilladas de la próxima Feria de San Isidro.

Sin historia
El resto apenas tuvo historia, porque a la deslucida y descastada novillada de Julio de la Puerta se unió la pobre imagen ofrecida por sus dos compañeros de cartel, Eugenio Pérez y López Díaz.

El primero pasó de puntillas, con más pena que gloria. Terminó matando hasta tres novillos por percance de su compañeros y en ningún de ellos terminó de confiarse ni de estar a gusto. Con su primero, que dio escasas facilidades, realizó un trasteo muy forzado y sin confiarse. El segundo le dejó estar más a gusto, pero había que llevarle embebido en los vuelos. Nada de esto realizó el novillero alicantino, y los muletazos le salieron constantemente enganchados, conformando un trasteo muy embarullado que no condujo a ningún sitio. El utrero que cerraba plaza sí que no ofreció ninguna facilidad ya que echaba la cara arriba y protestaba con mal estilo. De todas formas, se hablaba de que Eugenio Pérez era valentón y tosco, pero ni siguiera lo primero se vislumbró en su presentación en Madrid.

Falta de recursos
Por su parte, López Díaz tuvo una actuación muy gris, evidenciando una total falta de recursos y estando a la deriva en varios momentos. Su primero quizá fuese de los novillos más manejables del sexteto. El catalán dio muchos pases por ambos pitones de manera muy desangelada y sin convicción. Con el cuarto escuchó hasta dos avisos y a punto estuvo de sonar el tercero, lo que hubiera hecho que el novillo regresara vivo a los corrales. Antes de su desatino con el acero su faena fue vulgar y enfadó al respetable.