OPINIÓN
ALFREDO FERNÁNDEZ | Viernes 13 de febrero de 2015
Cuando el empresario acorta el presupuesto en el ganado vienen las consecuencias. Cuando se abaratan los precios, aun visitando las ganaderías de prestigio, la afición lo acaba sintiendo. Entero ha vuelto a pinchar. Veníamos de dos ferias de Valdemorillo francamente buenas. Aquí se dijo. ¿Por qué no se han traído a divisas triunfadoras como fueron Victorino o Ana Romero? En el campo estaban. La presentación del ganado ha sido calamitosa.
Puestos a buscar responsabilidades, el empresario, Tomás Entero, tiene la suya, vendiendo humo antes y durante, metido de lleno en sus intereses y sin cuidar ni mimar a una afición que gusta de un toro cuajado y fuerte. Valdemorillo no puede ser ‘Valdenovillo’, el pueblo no se lo merece.
La Comisión Taurina también tiene algo consintiendo este ganado, aunque cuando al de Colmenarejo se le exigieron toros de Joselito, pongo como ejemplo, miró para los saldos y a su propio bolsillo.
Otra cosa es que algunos luego algunos enreden para colar toreritos. La independencia tiene que ser la norma de un aficionado. Cada uno que apechugue, pero entre todos, ya saben... Cuando se mezclan los intereses se paga el pato. La televisión estaba por medio. La crítica también, a las pruebas nos ceñimos. Habrá que reflexionar. El Ayuntamiento me consta que ha tomado buena nota.