El Faro | Viernes 13 de febrero de 2015
Con el frío suelen llegar a nuestro país las contiendas más calientes. Es la guerra entre el ‘yin’ y el ‘yang’. Una herencia que, como ustedes saben, venimos arrastrando desde antiguo.
Relativamente cerca, concretamente durante el siglo pasado, la guerra fría se convirtió - o al menos eso fue lo que muchos dijeron- en un auténtico referente de la lucha entre el lado puro y el oscuro, contienda que ahora parece querer resurgir con el ‘pretexto’ de Ucrania sobre un tablero en el que Obama, Merkel, Holland y Putin cuidan con suma cautela sus estrategias. Pero aquí, más cerca, las partidas de ajedrez tampoco son moco de pavo.
Ejemplo: ¿A qué juega Susana Díaz? ¿Y Tania Sánchez? ¿Y qué pretendía el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero compartiendo recientemente mesa y mantel con José Bono y Pablo Iglesias a horas intempestivas? Ya lo insinuó Felipe González, que en esto de las estrategias es un auténtico Kasparov: “para determinados manjares es mejor ponerse a dieta y no cenar”, porque a ciertos años las comidas nocturnas, sobre todo si son pesadas, suelen acabar por indigestarse. ¿Y qué papel juega en todo esto la ex ministra socialista Carmen Chacón? ¿Estamos ante un ‘gambito’ de dama que apunta a primarias? La partida, visto lo visto, parece compleja.
Y es que la estabilidad sostenida, por inercia, suele acabar declinando la inestabilidad. Pablo Iglesias lo sabe. Igual que Varufakis, que con esa mezcla de Vigo Montensen y Kojala, tan suya, acaba de poner en jaque a la gran troika de prestamistas europeos. Y sin que a mi me de miedo que le muevan la silla a algunos de ellos, pues la reputación del Fondo Monetario Internacional (FMI), verbigracia de pájaros como Rodrigo Rato o Domenique Straus Kahnm, no es que esté para echar cohetes. Y es que tanta guerra de guerrillas siempre acaba por recordarme aquella frase del ex ministro fanquista, Pío Cabanillas que, por no repetida, dulcifica su crueldad: “¡Cuerpo a tierra que vienen los nuestros!”. Pues bien, el ejercicio de resistencia que se esconde tras esa exclamación sí que da miedo.
Estoy totalmente convencido de que el miedo es el más poderoso de las armas. Y esto los saben mejor que nadie las empresas farmacéuticas que cada dos por tres nos intentan colar una vacuna en forma de virus. Pero los políticos también juegan con mucha maestría. Al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dicen, le da miedo Podemos porque le suena a república bananera. Al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con Susana Díaz y Carmen Chacón como espadas de Damocles sobre su cabeza, le da miedo una izquierda extremista y una derecha antisocial. A Podemos, como han dicho reiteradamente sus líderes, les da miedo la casta.
Y a mí, lo que realmente me asusta, es que el miedo nos nuble la razón. Porque votar a Kirchner es tan fácil como llegar a perder la democracia. Y es que no hay mejor dictadura que la que se disfraza de demócrata.
Así que frente al miedo creo que lo mejor es resistir.