El Faro | Viernes 06 de febrero de 2015
Lamentablemente, Collado Villalba está llenándose de graffitis antiestéticos y de mal gusto; de graffitis vandálicos que se multiplican ante la pasividad de las autoridades locales. Ya se trate del mobiliario urbano, de una pared limpia, de una zona acristalada o de una obra pública, el atentado se consuma con nocturnidad y alevosía sin el mayor asomo de vergüenza y sin que sus autores se preocupen lo más mínimo por el daño que hacen a su municipio, pese a decir que el graffiti es una medio para canalizar las tensiones de una sociedad tan fragmentada como la nuestra. Vamos, esto ni ellos se lo creen. Y lo peor es que esto pasa en un municipio que hace poco más de un año aprobó una ordenanza municipal que recogía las sanciones a imponer a los graffiteros, sanciones (me consta) que pueden contarse con los dedos de una mano. Así nunca seremos capital de nada.
NATALIA FERRER
Collado Villalba