El Faro | Lunes 19 de enero de 2015
Mi curiosidad por conocer más de cerca a Podemos me animó a acudir a la reunión celebrada el pasado mes de octubre. El anfitrión de este encuentro era nada más y nada menos que el prepotente Juan Carlos Monedero, un auténtico encantador de serpientes que desde el primer momento copó el protagonismo del acto para manejarlo a su antojo. Así, llevó a los presentes a donde él quería, es decir a que entendieran por qué Podemos aún no estaba preparado para afrontar unas elecciones municipales. Lo achacó al peligro que suponía la posible infiltración de intrusos (puso como ejemplo la de un falangista), pues si así fuere se perjudicaría la marca. Y le entiendo, porque estos ‘profes’ siguen disfrutando de la luna de miel iniciada tras los resultados obtenidos en los comicios europeos y no quieren que se termine. Todo esto explica lo que le ha ocurrido a Daniel Arnaiz, ex aspirante a la secretaría general de Podemos en nuestra ciudad, y su posterior depuración, que él mismo ha calificado como ‘estalinista’. Conociendo lo que se ‘cuece’ en esa casa, quiero hacer las siguientes preguntas: “¿Podemos admitir que un iluminado (el de la coleta), amparado bajo la bandera de la libertad (¿?), ande por ahí proclamando sus ideas marxistas-leninistas (ahora dice ser socialdemócrata), intentando convencernos que es el libertador de España?”. “¿Podemos permitir que la formación a la que representa tenga como objetivo destruir el actual sistema democrático y convertirnos a todos en simples marionetas?”. “¿Podemos dejar que el control de empresas y servicios generales caigan en manos de semejante movimiento, poniendo con ello en peligro el Estado del bienestar y la ruina de nuestro país?”. “¿Podemos admitir que las personas de bien se dejen embaucar por palabrerías y promesas al mejor estilo chavista-madurista, corrientes de un país (Venezuela) donde únicamente los cuatro capitostes del régimen viven mejor que el maharajá de Kapurtala?”.
Ni podemos ni debemos permitirlo.
ALFONSO M.
Collado Villalba