Toros

Pérez Mota cortó una oreja en el inicio de la temporada

Pérez Mota fue el triunfador de la tarde (Foto: www.las-ventas.com)
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Por fin, y de manera seria, la temporada 2007 echó a andar de manera definitiva. Fue, cómo no, en la primera plaza de toros del mundo, la de Las Ventas de Madrid, donde el pasado domingo 11 de marzo se subió el telón para celebrar el primer festejo de la temporada. Junto con la celebración de esta novillada picada, el domingo también tuvieron lugar otros festejos en ferias de primera línea como Valencia o Castellón. Por lo tanto, podemos decir que ya estamos ante el reto de una nueva campaña que se presume de lo más apasionante por muchos factores, entre ellos la reaparición de José Tomás y los buenos toreros y ganaderías que hay en el candelero.

Pero vayamos con lo que fue este primer festejo del año en el coso venteño. Hay que decir que la plaza registró una aceptable asistencia de público. Algo más de un tercio, lo que no está nada mal. La buena climatología también acompaño, pero se nota que los aficionados estamos con hambre de ver toros. Se jugó un encierro de Carmen Segovia, ganadería que pasta en Moralzarzal.

Un lote de dispares hechuras y distinta edad y tipología, pero que ofreció un buen comportamiento para los toreros. En conjunto, la novillada fue muy potable y ofreció buenas oportunidades de triunfar a la terna. Fue excesivamente mansa en el caballo y casi todos los novillos rehuyeron cualquier pelea con el equino, pero luego iban a más y se quedaron muy templados y manejables en la muleta. Del conjunto hay que destacar al cuarto. Un utrero bueno, alegre y con transmisión en sus embestidas; el segundo, que humilló poco pero que tuvo importancia en sus arrancadas, y también el primero, manso de libro en el peto pero con una gran clase y calidad en el último tercio.

Con estos mimbres, la terna debió exprimir muchísimo mejor a los novillos con el hierro de Carmen Segovia. El que mejor supo aprovechar la tarde fue Manuel Jesús Pérez Mota, el líder del escalafón novilleril la pasada temporada, que tuvo una actuación sólida y de mucha importancia realizando un toreo asentado y templado. A punto estuvo de salir por la puerta grande si no llega a ser por el mal uso de los aceros. Al primero Mota le entendió bien, le dio sus pausas y cimentó así una labor de gran altura. Varios muletazos tuvieron regusto y se le vio muy cuajado para dar el salto al escalafón de matador de toros. Si no marra con la tizona, la oreja es segura.

El cuarto fue el novillo de la tarde. Un animal alegre, bueno y con transmisión al que el gaditano le cortó la oreja. Mota le entendió muy bien en las primeras series con un toreo ligado, templado y de mano baja, aunque luego más en corto el utrero no respondió de la misma forma. El epílogo de la faena, con doblones por abajo, tuvo cadencia y ritmo. A pesar del pinchazo y una estocada defectuosa, la oreja fue justa. Agustín de Espartinas no tuvo el domingo en Madrid. Su primero sacó mucha aspereza y no humillaba, pero era un novillo de esos que si el novillero se pone firme y traga te pone el éxito en bandeja porque todo lo que se le hace el publico termina valorándolo. El sevillano compuso una labor muy intermitente en su primera parte, para luego ir poco a poco diluyéndose. Con ciertas dudas, no le cogió el aire y en varias veces se le vio desbordado. Con la espada estuvo francamente mal.

El quinto fue un novillo noble pero soso y sin chispa. Le muleteó por ambas pitones sin demasiada convicción, ante la generalizada indiferencia del público.

Salvador García se llevó peor lote de la tarde, lo que no es óbice para decir que el de Ronda defraudó en su presentación en Las Ventas. En el último tramo de la pasada temporada este coleta había dejado una grata impresión en varias ferias de novilladas y no estuvo al nivel que se esperaba. Se amontonó en exceso en su primero, poniendo voluntad, queriendo hacer muchas cosas a la vez pero sin conseguir que le saliera ninguna bien. Estuvo muy encima del animal, se dejó tocar los engaños y varias veces le sorprendió. Tampoco estuvo fino con la espada. El novillo que cerró la tarde fue el más deslucido y falto de raza de todos. El novillero lo intentó, pero el de Segovia se quedaba cortito y no pasaba, y aquí sí que no había posibilidad de poder triunfar.