El Faro | Lunes 15 de diciembre de 2014
La burbuja inmobiliaria ha dejado ‘sus cadáveres’ repartidos por diferentes zonas de la Sierra. Estamos hablando de esos esqueletos que debían convertirse en modernos y lujosos edificios y que, por diversas razones, nunca llegaron a materializarse. El problema es que ahora están ocasionando incómodos problemas a la mayoría de los vecinos que tienen que convivir con estas estructuras inestables o con los restos de unas obras que año tras año se están convirtiendo en auténticos focos de insalubridad, poniendo en peligro la integridad física de niños y mayores.
Dado que los años pasan y nadie parece preocuparse por este asunto (los bancos, que en la mayoría de los casos se han quedado con estas propiedades, pasan del tema porque para ellos lo rentable es el desahucio de las familias que no pueden pagar la hipoteca), algo tendrán que hacer las autoridades municipales para solucionar esta situación. Y me temo que ello no va a ser fácil, más cuando las constructoras y promotoras que lo han ocasionado, han quebrado, o simplemente han desaparecido. Pero ahí está el ‘muñeco’.
TIRSO MENDIZÁBAL
Collado Villalba