Marcello
El Faro | Lunes 01 de diciembre de 2014
Lo que le faltaba a este país. Artur Mas, Pablo Iglesias, Cayetana, la Pantoja y ‘El Pequeño Nicolás’. Y la Infanta Cristina que está al caer. Y todos ellos ocupando los titulares de la prensa nacional y los debates enloquecidos de los canales de la televisión privada que, casi se matan entre ellos por la audiencia, mientras Televisión Española se hunde sin remedio y hace llorar a María Casado por tener que soportar en su programa a la indolente e insolvente ‘Curry ve y dile’, que le ha colocado por narices el Palacio de la Moncloa para ocultar el desastre de Mariano Rajoy y hablar mal de todos los demás.
Pues sí, todas las instituciones del Estado están tocadas y la legitimidad y el orden constitucional por los suelos en Cataluña y por todas partes. Y, por si algo faltara, le llega el turno al CNI, donde afloran espías pintorescos y sin el menor control. Ya tuvieron entre sus colaboradores a la falsa princesa Corinna, la amiguita del Rey Juan Carlos y su compañera en la cacería de elefantes de Botswana. Al menos eso fue lo que dijo ella en unas declaraciones en las que alardeó de haber colaborado en operaciones confidenciales y de alto secreto para los intereses de España.
Pero, ante semejante disparate y después de que el jefe del CNI, general Sanz Roldán, confirmara que se había reunido con la tal Corinna (que no es princesa de nada, sino más bien comisionista de casi todo), nadie en este país, desde el Gobierno, el Palacio de la Zarzuela o el CNI, nos explicó lo que había ocurrido, ni a qué se dedicaba esta pájara que se presentaba en la portada del ¡Hola! posando como si fuera la primera dama de España. Así se desprendía del uso por ella, tampoco explicado, de la mansión de la Angonilla -propiedad de Patrimonio Nacional- sita en el Monte de El Pardo, a pocos kilómetros del Palacio de la Zarzuela y con ambas residencias unidas por una carretera privada e interior que conectaba la alta política con los negocios y los asuntos de un pretendido amor real.
Pero de nuevo otro pacto de silencio estremecedor entre el PSOE y el PP corrió un tupido velo sobre las inagotables andanzas del Rey padre, aunque Corinna tuvo que desaparecer como posteriormente tuvo que abdicar el Rey. Pero, ¿qué pasó y qué hay de cierto en la afirmación de Corinna en lo que dijo acerca de que colaboraba en asuntos secretos de Estado? Por ahora no se sabe, pero pronto se sabrá. Como pronto se ha de saber si se ha establecido una relación estable y amorosa en Londres con su querido Rey Juan Carlos.
Ahora tenemos en pista al ‘Pequeño Nicolás’. Un caradura de 20 años crecido a la sombra de las juventudes del PP, que dice trabajar para el CNI y tener en su poder secretos de Estado, mientras asegura temer por su vida o integridad física. El mismo que amenaza con documentos privados que podrían causar un terremoto en las instituciones del país. El mismo Nicolás que hace poco más de un mes fue detenido en Madrid por seis policías del departamento de ‘servicios internos’, que lo encerraron en un calabozo durante 72 horas antes de llevarlo ante el juez. Un magistrado que instruye el misterioso sumario que ha sido declarado secreto, lo que sin duda aumenta la expectación.
¿Quién es Nicolás y para quién trabaja? No se sabe. Él presume de haber intervenido ante el sindicato ‘Manos Limpias’ en defensa de la infanta Cristina y de recibir favores y encargos de la Casa Real y de la vicepresidenta del Gobierno de la que depende el CNI, del que precisamente Nicolás dice ser un colaborador de rango ‘charly’ tras haber conocido al general Sanz Roldán, quien hace ya tiempo debió haber sido cesado. Y añade Nicolás que asistió en el CNI a reuniones donde se le hacían los encargos de informes e infiltración, y en algunos casos con actuaciones ilegales que él debía haber denunciado a un superior de dicho centro y que, por ello, es objeto de acosos y persecución.
Y todo esto después de pasearse como invitado del Rey Felipe VI en la recepción oficial del día de la coronación, viajar en coches oficiales con chófer y reunirse con Aznar, Botella, Sáenz de Santamaría, Montoro, Aguirre, Ignacio González, etcétera; de organizar cursos en FAES, visitar a la alcaldesa de Madrid, subirse al balcón electoral del PP en su sede de Génova 13, hablar con el presidente empresarial de la CEIM y participar en las fiestas lúdicas de una misteriosa casa en El Viso de Madrid, o preparar negocios en Guinea con Moratinos, el ex ministro de Exteriores de Rodríguez Zapatero.
Después de todo esto y de asistir a un sinfín de actos y aventuras que no son propios de un chico de su edad, que no tiene estudios ni posición política o social, todavía insinúa el pájaro que existe una conspiración de Estado contra él, y que por ello tiene ocultos documentos para que se hagan públicos si algo le pudiera pasar. Vamos, ni Le Carré se hubiera atrevido a imaginar a un espía como el ‘Pequeño Nicolás’.
¿Pero quién es Nicolás y por qué fue detenido? ¿Y qué ha pasado y está pasando en el CNI? ¿Y a qué espera el Parlamento para preguntar sobre este fantoche que ha dejado en ridículo a las primeras instituciones del país? No hay respuesta para todas estas preguntas, sino otra vez el silencio de la gran coalición que de facto ya funciona entre PSOE y el PP. Un bipartidismo en baja que defiende con uñas y dientes su supervivencia frente a la indignación nacional y que da la callada por respuesta a las demandas de la sociedad.