FÚTBOL / Preferente - 10ª Jornada
El Faro | Lunes 17 de noviembre de 2014
El Tres Cantos cortó de raíz la racha de tres victorias consecutivas del CUC Villalba en un partido claramente condicionado por el mal estado del césped y el viento racheado. El gol de Emilio en la recta final, al transformar un claro penalti del portero Álex sobre Hakim, terminó por ser definitivo en una mañana aciaga para los de Miguel Ángel Hernández, incapaces de superar el orden tricantino en la primera parte y, después, tras el descanso, sin tino para batir l portería de Orozco, muy acertado para realizar tres paradas de nivel a disparos de Fede Pareja y Manu, éste por dos veces.
El partido evidenció que el Villalba juega con el enemigo en casa. De poco sirve tener un equipo de gran nivel técnico si el mal estado del césped ejerce de factor corrector y equilibra esa teórica inferioridad favoreciendo la acción defensiva del visitante. El juego amarillo queda ralentizado en una elaboración a tres y cuatro toques mientras al rival le basta con estar pendiente del robo. Algo que el Tres Cantos hizo muy bien, sostenido por una buena defensa. Con algo más de pólvora arriba podría haber hecho daño incluso antes del gol, pues generó llegadas incluso más claras simplemente con jugar al fallo. Un mal bote, un pase trompicado o un resbalón, fueron los lances que llevaron a lo forasteros a las inmediaciones de Álex, portero al que premió Miguel Ángel Hernández con la titularidad y que mostró buenas maneras. El sustituto de Del Estal realizó un par de buenas intervenciones, hasta que, para su infortunio, su única mala decisión, que fue no seguir esquinando a Hakim en la acción del penalti y derribarlo cuando ya tenía al delantero escorado hacia una difícil posición de remate, costó el partido. El CUC Villalba se lanzó a por el empate con toda la munición al alcance, ya con Fer López en el campo, pero acabó devorado por el cronómetro. Mal día para el debut de los canteranos Edu y Pileño, el primero titular en banda ante la baja de Fabio. Los dos mostraron descaro, pero en posiciones alejadas de un área bien custodiada por la zaga trocantina. Como casi todos los demás, acabaron engullidos por un partido áspero, de oficio y choque. Las peores circunstancias para un Villalba que ya se plantea seriamente la posibilidad de salir huyendo de la Ciudad Deportiva, el peor escenario para una propuesta que no termina de encajar en Preferente, pese a la fe que ponen todos sus actores. La solución de jugar sobre el césped artificial ya está sobre la mesa, con el Galapagar a la vuelta de la esquina.