Editorial

La dimisión de Agustín Juárez, única salida posible tras la ‘Operación Púnica’

El Faro | Viernes 07 de noviembre de 2014
Al igual que ha pasado en el resto de ayuntamientos madrileños que se han visto salpicados por la Operación Púnica, el lunes se oficializó la dimisión del ya ex alcalde Agustín Juárez, después de que el jueves 30 de octubre apareciese fugazmente para presidir los primeros minutos del pleno. En realidad, ésta era, tal como apuntábamos la semana pasada en este espacio, la única salida posible; el ex regidor ya había sido suspendido por el Partido Popular de Madrid y tanto Esperanza Aguirre -menudo papelón el suyo diciendo que no conocía a Agustín Juárez- como el presidente regional, Ignacio González, habían advertido que en caso de que alguno de los alcaldes implicados no se fuese, el PP presentaría una moción de censura.

No ha hecho falta, evitando agravar aún más una crisis que ha provocado un auténtico terremoto en el seno de los populares villalbinos, con muchos de sus miembros aún en estado de 'shock'. La situación creada por la detención, posterior puesta en libertad bajo fianza de 40.000 euros e imputación de hasta ocho presuntos delitos no admitía otra solución que la renuncia al cargo, más aún en un momento como este en el que los escándalos por corrupción se suceden día tras día. Tolerancia cero, decíamos el pasado viernes y repetimos en esta ocasión, independientemente del signo político de los implicados.

En su despedida, Juárez defendió su inocencia en reiteradas ocasiones, asegurando confiar en la Justicia. Sea como fuere, la realidad actual de nuestra política no es compatible con la más mínima sospecha, por lo que el anuncio de la dimisión no sólo era esperado, sino necesario para que el Ayuntamiento recupere la normalidad en el plazo más breve posible. En este sentido, cabe subrayar la actitud de la oposición -salvo casos muy puntuales-, actuando con firmeza pero sin caer en la demagogia; evidentemente, la situación creada es un verdadero caramelo en términos electorales, con los comicios a la vuelta de la esquina, pero la responsabilidad institucional ha de estar por encima de cualquier otra consideración.

De momento, y a la espera de un proceso judicial que probablemente se alargará en el tiempo más allá de lo que sería deseable, el alcance y las responsabilidades políticas de la Operación Púnica se dirimirán también en una Comisión de Investigación -presidida por un miembro de la oposición- y en un pleno monográfico en el que se abordarán de forma detallada todas las cuestiones relacionadas con el contrato de eficiencia energética adjudicado hace unos meses a la empresa Cofely.

Por otra parte, el PP local ha de resolver cuanto antes la papeleta de elegir al sustituto de Agustín Juárez al frente de la Alcaldía, además de ser consciente de que ahora tendrá que afrontar una etapa especialmente difícil. Pero tampoco puede olvidar que es necesario continuar con el trabajo desarrollado a lo largo de esta legislatura para sanear las cuentas de un Ayuntamiento que se encontraba al borde del colapso tras 12 años de gobiernos socialistas. Porque más allá del presente marcado por la Operación Púnica, de ningún modo se puede pasar por alto la despilfarradora gestión que dejó las arcas municipales en la ruina más absoluta, con obras como la del túnel-parking de Honorio Lozano y Batalla de Bailén, cuyas obras pasaron de 20 a 40 millones de euros y cuyo coste real al cabo de los cuarenta años de concesión estará por encima de los 100 millones. Entonces el PP también pidió una Comisión de Investigación, opción que sin embargo fue rechazada por el Ejecutivo del PSOE valiéndose del rodillo de su mayoría absoluta. Pero volviendo al momento actual, es imprescindible exigir transparencia, honestidad y determinación en la acción política de los gobernantes de Collado Villalba. La encuesta del CIS publicada este miércoles deja bien claro el mensaje de los ciudadanos: el bipartidismo se tambalea y la confianza en PP y PSOE está en mínimos históricos. La situación en este municipio serrano es buen ejemplo de ello: la legislatura se abrió con la espantá del ex alcalde José Pablo González, que ni siquiera acudió a recoger el acta de concejal tras la durísima derrota sufrida por los socialistas en mayo de 2011, y afronta su recta final con la dimisión de Agustín Juárez como consecuencia de la investigación que ha asumido el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco y que se ha materializado en una mediática puesta en escena (parece que la lucha contra la corrupción ha encontrado en Púnica el golpe de efecto que buscaba, aunque luego las fianzas impuestas sean significativamente más bajas que las de otros casos de menor eco). Así las cosas, el panorama de cara a los próximos meses se aventura incierto y con incógnitas que se multiplican a cada momento, con la única certeza de que los vecinos quieren ayuntamientos limpios y libres de escándalos.