Opinión

Los pequeños Nicolás y Pablo

El Faro | Viernes 31 de octubre de 2014
El pequeño Nicolás y el pequeño Pablo tienen más paralelismos que pertenecer a narcisistas sin fronteras o llevar el apellido Iglesias, el primero Gómez Iglesias y, el segundo, Iglesias Turrión; lo importante es que ambos son genios de la autopromoción. Pablo es mayor que Nicolás, ese chico que aparece en las fotos de los líderes del PP y que llegó a la recepción del Palacio Real; pero el fundador de Podemos es también un jovencito frente a los históricos líderes de los grandes partidos.


El pequeño Nicolás, de familia humilde, a sus 20 años se hacia pasar por un rico amigo de José María Aznar y de todos los suyos, y resultó un picarón capaz de sacarle el dinero a numerosos millonarios convenciéndoles de su capacidad para proporcionarles negocios e influencias, esto es, poder. Aunque aún se desconoce si de verdad era un protegido de ‘alguien’, en todo caso es un genio del teatro, y quizás su futuro esté en el escenario. Lo que prometía era verdad para quienes conquistaba; convencidos de que España está dominada por la corrupción, le pagaban para conseguir entrar en el basurero. Y esperando estafar, “como hace todo el mundo “, cayeron en el timo de la estampita del pequeño Nicolás.

Igual ocurre con el pequeño Pablo Iglesias Turrión . Con sentido común, recuerdo del lenguaje universitario del 68, y experiencia en países del socialismo real, se sabe que su ‘asalto al cielo’ es otra estampita, aunque más peligrosa por totalitaria. A través dePodemos está vendiéndole leninismo-estalinismo a un gran número de españoles ingenuos, clientes de charlatanes de feria modelo Chávez que, una vez timados, o lo envían a su prometida y alabada guillotina, o deberán colgarse de un árbol.