J. J.Suárez
El Faro | Lunes 27 de octubre de 2014
La noticia de que este año ha crecido en España el número de millonarios (en dólares), en nada menos que 89.000 personas, un 24% más, hasta alcanzar la cifra de casi medio millón de individuos (465.000 para ser más exactos), no tenemos por menos que calificarla como de especialmente sangrante, sobre todo cuando en el otro extremo social uno de cada cinco españoles vive por debajo del umbral de la pobreza (ahí están los informes de Cáritas y Cruz Roja para corroborarlo) y, además, casi la mitad de los hogares (el 45,8%) no puede disfrutar siquiera de una semana de vacaciones al año. En este mismo capítulo hemos de incluir a ese 9,3% afectado directamente por los retrasos relacionados con su vivienda (hipoteca, alquiler, comunidad, luz, gas, agua, etc).
Como pueden comprobar la crisis no está afectando precisamente a los ricos, al contrario, a muchos esta situación les hace todavía más acaudalados a costa del resto de los ciudadanos. Naturalmente la verdadera causa de la crisis económica proviene del trasvase abusivo de rentas del trabajo hacia el capital y lo que aún tuvo consecuencias más graves: el estallido de las hipotecas. Todo esto ha hecho que lejos de invertir esa tendencia, cada vez tengamos más ricos y más pobres en nuestro país, a costa de la laminación de la clase media.
Sí, las diferencias sociales son cada vez más grandes en España. Las condiciones de trabajo para los proletarios asalariados también han empeorado porque una gran parte de ellos gana ahora menos que hace cinco años y trabaja bastante más. En este país la jornada laboral anual real es de unas 300 horas más que en Alemania. Y los sueldos mucho más inferiores. Unas cifras que hablan por sí solas del verdadero país que tenemos.
Y mucho me temo que mientras el Gobierno de Rajoy continúe insistiendo una y otra vez en que ya se ve la luz al final del túnel y el grupo principal de la oposición, es decir el PSOE, a través de su nuevo secretario general, centre su discurso en la reforma constitucional y en otras tonterías parecidas, me parece que esta compleja situación va a tener difícil arreglo. Afortunadamente las elecciones están cada vez más cerca y en democracia las urnas son las únicas capaces de poder cambiar las cosas. Que así sea.