El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
De la noche a la mañana, con nocturnidad y alevosía y sin decir nada a nadie, los dirigentes regionales del Banco de Santander cerraron el pasado mes de agosto la sucursal situada en la calle Azuela del P-29 de Collado Villalba (la misma que hasta hace poco más de un año pertenecía a Banesto). Los clientes que tras las vacaciones acudieron a esta oficina se encontraron con un cartel en la puerta donde la única explicación al cierre estaba en un cartel que rezaba: “Se alquila este local”. Los clientes recibimos una escueta carta en la que se nos comunicaba que a partir de esa fecha nuestras cuentas corrientes habían sido trasladadas, por decreto, a la sucursal de esta entidad en los aledaños de la plaza de Los Belgas (a casi dos kilómetros de la ubicación anterior), añadiendo que era allí donde podíamos seguir haciendo nuestras operaciones (como lo de las lentejas: si las quieres las comes y si no...). Y todo ello con la frialdad y la soberbia que caracteriza a estas entidades que con todo merecimiento se han venido ganando la antipatía de la mayoría de los españoles (desahucios, embargos, usura en la concesión de préstamos, etc.). Yo ya he cerrado mi cuenta corriente en el Santander y sé que otros muchos empresarios del P-29 de Collado Villalba, afectados y enfadados por dicho cierre, han hecho lo mismo. Vamos, como si nuestro dinero fuera también de ellos.
A. M. S
Collado Villalba