El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La Comunidad de Madrid, a petición del Ayuntamiento, ha iniciado una actuación de naturaleza arqueológica en el yacimiento del Dolmen de Entretérminos, en Collado Villalba. Estos trabajos se enmarcan dentro de las acciones de protección e investigación que lleva a cabo la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Consejería de Empleo, Turismo y Cultura, y que tienen como objetivo la retirada de escombros del interior de fosa de expolio, la excavación de un sector del túmulo, la ejecución de una prospección geomagnética para corroborar la existencia de dos supuestos túmulos adyacentes y la recuperación de la fisonomía original del túmulo que cubría el Dolmen.
Recuperación del patrimonio
Para el alcalde de Collado Villalba, Agustín Juárez, estos trabajos de investigación arqueológica “suponen un avance más en la búsqueda y conservación del patrimonio histórico de nuestra ciudad, y vendrán acompañados de otras tareas de recuperación, catalogación e inventariado de bienes culturales en los próximos meses, como los proyectos de los fondos FEDER, convenio que se firmó días atrás con la Comunidad de Madrid, que permitirá la rehabilitación del edificio de Malvaloca y su jardín histórico, o la actuación en la antigua cantera de Cantos Altos, entre otras iniciativas”.
El Dolmen de Entretérminos data del periodo Calcolítico, ubicado entre el Neolítico y la Edad de Bronce. Aproximadamente entre el 2.500-1.800 antes de Cristo. Pertenece a la tipología de cámara y corredor, que consiste en una estancia funeraria a la que se llega a través de un pasillo formado por enormes bloques de piedras. Todo ello cubierto por un montículo artificial y rodeado perimetralmente por lajas verticales, cuya función era impedir el corrimiento de la tierra. Su diámetro es de 30 metros.
Descubierto en 1934
El Dolmen de Entretérminos saltó a la luz en 1934, cuando el vecino de Collado Villalba Demetrio Bravo decidió utilizar parte de las piedras de este sepulcro para reparar el cercado de su vivienda. Al mover las lajas, que estaban medio ocultas dentro de un montículo de tierra, encontró diversos objetos, correspondientes al ajuar de uno o varios enterramientos. Según el libro Apuntes para la historia de Collado Villalba, Alpedrete y Los Serranos del recientemente desaparecido Luis Antonio Vacas -uno de los principales cronistas de la localidad-, Demetrio Bravo pidió un permiso a las autoridades para ponerse en frente de las excavaciones, que realizó sin ningún tipo de metodología científica, ya que su objetivo era encontrar materiales preciosos para enriquecerse.
Tras el estallido de la Guerra Civil se paralizó la excavación, y exceptuando dos losas, las demás que formaban el sepulcro fueron extraídas para ser colocadas en fortines militares, al tiempo que se perdió la mayor parte de los objetos descubiertos, tras ser saqueada la vivienda de Pascual Domínguez, hijo político de Bravo, donde estaban guardados.
En 1942, el Marqués de Loriana llevó a cabo trabajos de recuperación que permitieron recobrar un hacha de cobre, un puñal, un cuchillo, una punta de lanza con un pedúnculo alargado en cobre y dos vasos campaniformes del tipo conocido como marítimo, además de una cinta o diadema de oro. Todas las piezas, a excepción de la última, están depositadas en el Museo de San Isidro de Madrid.
Entre lo perdido, se tiene conocimiento de la desaparición de una pieza de oro con varios orificios, además de diferentes punzones y brazaletes que parecen revelar que la persona allí enterrada era una figura de cierto rango social.