Opinión

Lamento

Tribuna

Restituto López Hernández

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Vivo en Torrelodones desde hace cinco años con mi familia. Su ubicación en la Sierra, el pequeño tamaño de su población, el desarrollo constructivo según parámetros racionales, su buena comunicación con Madrid y las dotaciones más que aceptables de servicios, fueron elementos decisivos en la elección. Consideré que era un escenario válido para la deseada vida tranquila y sana, en el tiempo que queda libre del trabajo estresante y la vorágine costosa de los desplazamientos diarios.

Durante este tiempo asisto con estupor al rápido, intenso y continuado proceso de degradación que se está operando en el municipio. Dejo para otra ocasión la crítica al empeoramiento de las condiciones de vida por políticas equivocadas que han derivado en el incremento desmesurado de viviendas con todos sus efectos negativos, desbordantes sobre el medio ambiente, tanto natural como urbano y, por lo tanto en la calidad de vida. La pretensión de este escrito es más modesta: denunciar, durante un largo lamento, el ensuciamiento de la población y de su entorno natural más inmediato. Una patente realidad cuyos agentes responsables son tanto el Ayuntamiento como una actitud materializada en falta de actuación o en situaciones incorrectas y/o incompletas, como los vecinos, con el comportamiento incívico, hasta la alarma, de una buena parte de ellos.

Lamento la ausencia total de actividad educadora por parte del Ayuntamiento sobre la ciudadanía en lo que respecta al buen uso y conservación del pueblo, de sus servicios, de su mobiliario urbano, a las formas deseables de convivencia, a la solidaridad, al respeto y a la tolerancia, etc.

Lamento de nuestras autoridades locales la carencia de medidas correctoras sobre las actuaciones negativas de los ciudadanos. Las dotaciones policiales han crecido (y se hace alarde de ello) pero su actividad se monopoliza en las infracciones de tráfico, ignorando la censura y el castigo de comportamientos que atentan contra los bienes públicos y contra las condiciones generales para la vida comunitaria.

Lamento la incompleta función del servicio municipal de recogida de basuras por limitarse al vaciado de contenedores en el camión, descuidando los vertidos que sobre la vía pública genera esta operación.

Lamento la insuficiencia del servicio municipal de limpieza y su actuación casi exclusiva sobre un sector del pueblo muy concreto. Torrelodones no se reduce a sus dos calles principales y a la plaza del Ayuntamiento.

Lamento la falta de mantenimiento en los servicios que se crean. Desde agosto de 2005 han dejado de proporcionar las bolsas para excrementos en los puestos caninos; la frecuencia del vaciado de contenedores de basura es insuficiente, no se reparan con celeridad la rotura de estos ni de las papeleras.

Lamento la carencia de control efectivo de la calidad de la ejecución de la obra pública: el solado de las aceras de la avenida de Valladolid está lleno de grietas, desplazamientos, dilataciones y roturas en las placas de granito; el asfaltado del pasado año se realizó sin elevar, para poner a nivel de la nueva superficie, rejillas de desagües, tapas de alcantarilla... La reparación del firme de las pistas de tenis del polideportivo no ha solucionado los problemas de drenaje...

Lamento la no recogida de los excrementos caninos por una gran mayoría de propietarios de perros en bolsas de plástico y su depósito en los múltiples puntos caninos o en los contenedores de basura.

Lamento el mal hábito de tirar al suelo todo tipo de bolsas, envoltorios, envases, colillas, etc.

Lamento las frecuentes agresiones violentas al medio ambiente urbano manifestadas en la rotura de cristales de las marquesinas o de las señalizaciones de las paradas de los autobuses públicos, en la quema de papeleras y contenedores, en las pintas y graffitis en fachadas y muros.

Lamento el ensuciamiento y destrozo material de las zonas donde se realiza el “botellón”.

Lamento...

Hemos de exigirnos como habitantes de este lugar, y exigir a la administración y poderes que nos representan, corregir estas conductas. Lograrlo supone asegurarnos un lugar limpio en el que desarrollar dignamente la parte más extensa de nuestra vida. Lograrlo es enriquecerla.