ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
José Tomás reapareció en Granada el pasado jueves 19 de junio, festividad del Corpus. Una tarde de épica y con una gran emoción, en la que el diestro de Galapagar cortó tres orejas y dio una lección de valor, gallardía y torería. Se agotó el papel en una tarde grande para la Tauromaquia y para la ciudad. Se mascó la tragedia en el sexto de la tarde, un ejemplar alto de agujas y con mucho cuerpo de Victoriano del Río, al que el torero estaba metiendo en cintura a base de exponer mucho y sacarle los muletazos con enorme mérito, ya que el animal no regalaba sus embestidas. José Tomás perdió la cara al toro, el animal lo atrapó con saña y se lo pasó de pitón a pitón, viviéndose momentos de mucha angustia.
El torero fue llevado a enfermería y cuando el director de lidia, Finito de Córdoba, se disponía a dar muerte al de Victoriano del Río, apareció el de Galapagar a pie por el callejón de la Monumental de Frascuelo, pidiendo tranquilidad y calma. La plaza explotó de emoción. Todavía fue capaz de imponerse al toro y firmar varias series de mucha profundidad con el público conmocionado. Tras dejar una estocada trasera cortó dos orejas de ley en medio de una pasión justificada. Luego, al torero le diagnosticaron la fisura de dos costillas ante semejante volteretón.
A su primero, un sobrero de pelo jabonero de Juan Pedro Domecq, le había cortado una oreja tras un trasteo de buenos mimbres y mucha expresión. Lo bueno, lo importante, estaba reservado para el segundo capítulo de esta tarde con tanta fuerza y con una verdad apabullante de este torero de leyenda.
Rafael Cerro puso mucho tesón y también cortó dos orejas, pero no quiso salir por la puerta grande, ya que José Tomás estaba siendo atendido en la enfermería. Un gesto de respeto para quien antes se había jugado la vida sin aspavientos.
En León, una oreja
El domingo 22 en León también se acabó el billetaje para ver la segunda tarde de la corta temporada de José Tomás, en un cartel muy bonito con el maestro Juan Mora e Iván Fandiño. En esta ocasión, los toros de El Pilar y Domingo Hernández salieron sosos y descastados, arruinando una tarde que a priori se presentaba con mucho interés y expectación. La única oreja fue para José Tomás ante un astado de El Pilar que se dejó algo más. Juan Mora sólo pudo esbozar detalles e Iván Fandiño se estrelló con un lote imposible. La tarde, lógicamente, no tuvo la fuerza y la intensidad de lo que unos días antes se había vivido en Granada.