El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
A poco más de una semana de las elecciones al Parlamento Europeo, la gran incógnita está en saber si los ciudadanos acudirán a las urnas en un porcentaje estimable o bien se cumplirán los pronósticos que hablan de una abstención histórica, consecuencia directa de la desafección hacia la clase política. Lo cierto es que, pase lo que pase, lo que nadie habría de pasar por alto es que las decisiones que se toman en Bruselas o Estrasburgo afectan a nuestra vida diaria mucho más de lo que pensamos, hasta el punto de que condicionan buena parte de la legislación española, sin olvidar que durante los últimos años han sido muchas las obras de infraestructuras que se han puesto en marcha gracias a los fondos que llegan desde la UE. La crisis ha hecho que nos asomemos a Europa desde un punto de vista casi exclusivamente económico, cuando la realidad es que también debemos fijarnos en aspectos de gestión cultural, medioambiental o social, sin olvidar la necesidad de contar con una verdadera política común en materia de inmigración.
Estamos asistiendo a una campaña de baja intensidad, en la que cualquier tema parece acabar robando protagonismo a los discursos políticos (como ejemplo, la absurda polémica por la intención de colocar pantallas gigantes en la Puerta del Sol para seguir la final de la Champions el próximo sábado, idea finalmente descartada). Sin embargo, no hemos de olvidar que estos comicios, al margen del reparto de escaños en el Europarlamento, se convertirán en un termómetro para comprobar cuál es el mapa político a un año de las municipales, por lo que también en nuestras localidades, al igual que en la Comunidad de Madrid o en el propio Ayuntamiento de la capital, hay quien aguarda con avidez los datos del 25-M. Unos resultados que servirán para constatar si se confirma el empuje de Izquierda Unida y UPyD, además de otras formaciones -como Podemos o Equo-, o bien se modera su crecimiento, tal como apuntan algunos de los últimos sondeos realizados. Será interesante también conocer cómo se comportan los votantes de PP y PSOE, dentro de un panorama en el que resulta difícil que ambas formaciones puedan obtener una suma del 80 por ciento, en contra de lo que había ocurrido en anteriores convocatorias. Las urnas, es cierto, miran a Europa, pero de reojo también lo hacen a los ayuntamientos y cámaras regionales, y la Sierra no es una excepción, por mucho que la abstención pueda introducir una mayor o menor desviación. Estaremos atentos.