JAIME FRESNO | Miércoles 22 de octubre de 2014
No hubo consuelo para el CUC Villalba. Los jugadores lloraron tras la goleada en Colmenar (5-1) que significó su despedida de Tercera División, como si no terminaran de creer que esa posibilidad era la más factible en una última jornada en la que su destino estaba escrito, salvo que lo cambiara una inopinada debacle del Atlético de Madrid C. Lloraron porque en el calvario de la segunda parte, con el equipo roto en lo físico y lo anímico, el Colmenar les hizo recordar a base de goles, cuatro, cuán dura ha sido la temporada, un curso de 42 extenuantes jornadas que al final ha pasado una factura enorme al equipo.
Deja el Villalba la categoría tras ser incapaz de ganar en las diez últimas jornadas, con sólo tres puntos sumados. Sintomático. Cuando el 19 de marzo ganó al Torrejón, los deberes parecían hechos, pues aventajaba en seis puntos al descenso. Nadie previó entonces el cataclismo: llegaron cuatro lesiones largas de jugadores muy importantes, sin recambios posibles, y el equipo fue devorado en los dos últimos bloques de tres partidos semanales, sin frescura y con jugadores semilesionados en el campo. En Colmenar, esa situación la retrató el portero Bárcena, que jugó cojeando casi todo el partido; igual que Dorado había actuado con gastroenteritis ante el Adarve. Basten esos ejemplos para explicar muchas cosas, entre ellas las consecuencias del asfixiante plan de ajuste económico que atenazó el proyecto desde su inicio, con semanas de entrenamiento de tres días, propias de Primera Regional. Parecía bastar con la calidad de parte de la plantilla subcampeona del año anterior para sujetar la categoría, pero no. Quizá ese contraste fuera demasiado, sobre todo para los jugadores veteranos, que acabaron llorando ante la cascada de cosas que se les pasaba por cabeza, abrazados por los jugadores del Colmenar y animados por la veintena de aficionados que se desplazaron al Alberto Ruiz.
Del 0-1, a la goleada
La triste mañana en Colmenar apenas dejó un par de momentos para la esperanza. Koke alumbró el primero, cuando explotó el enorme pasillo en el flanco derecho de la zaga del Colmenar para plantarse solo ante el portero y batirlo por bajo con frialdad. A los nueve minutos, el Villalba metía la presión que quería con el 0-1, pero ésta apenas duró cinco minutos, los que tardó Keita en hacer el primero del Atlético C. La buena puesta en escena del Villalba, con Manu al mando de las operaciones, encajó un mazazo cuando Albur inició la exhibición que le llevaría a estar detrás de los cinco goles locales. El pequeño delantero hizo inútil el intento de achique de la defensa con un pase sutil que dejó a Javi Rodríguez solo ante Bárcena. El ex del Villalba no perdonó. Mientras, en el Cerro del Espino empataba el Alcobendas Sport y la noticia pareció animar al Villalba, que tuvo el 1-2 en un remate duro de Manu que Mario sacó junto al palo.
Todavía soñaban los seguidores amarillos en la segunda parte, pese al 2-1 del Atlético C, cuando Manu se fue de cuatro rivales en dos toques y se plantó solo ante el portero. El capitán ralentizó la acción, en espera de Losa, que llegaba con todo a favor por su izquierda. Manu decidió regalarle el gol, pero a Losa se le echó encima un defensa que se tiró a la desesperada. Lo que pudo ser gol acabó en córner y, entre los lamentos villalbinos, el Colmenar se aprestó a dar una lección al contragolpe, utilizando la banda izquierda. Por allí, Lalo rompió a la zaga amarilla para plantarse en el área y ceder a Albur el 2-1. Era el minuto 61 y el Villalba se fue por el sumidero, en lo anímico y en lo fisico. La fuerza le alcanzó para generar algunas ocasiones mal resueltas, pero no para hacer el balance defensivo, justo cuando asumió todos los riesgos posibles en lo posicional. El Colmenar, con Albur y Lalo de estiletes, aprovechó para abrir en canal al decaído equipo amarillo, que vivió una pesadilla en el último tramo. Llegaron tres goles más y la clemencia de Gutiérrez Borjabad, que no aplicó tiempo extra al suplicio que la última jornada tenía preparado para el Villalba. Triste final para una temporada que ha terminado pasando por encima de un equipo que ha acabado exprimido hasta la última gota.