Ensayo de la banda Onayda D.F. en KyM Studios, el pasado martes (Foto: REPORTAJE GRÁFICO: A. SÁNCHEZ)
JAIME FRESNO | Miércoles 22 de octubre de 2014
“El local de ensayo es el instrumento más importante de un grupo; sin él, no hay nada”. La sentencia es de Miguel Ángel Sevillano. Él y su socia, Tamara de la Rocha, empezaron hace más de un año a madurar la vieja idea de convertir su pasión por la música en un negocio que los mantuviera cerca de aquello que les gusta. En la adolescencia, Miguel Ángel había sido bajista del grupo Valium, una banda radicada en Moralzarzal que ofreció un puñado de conciertos por la Sierra en los primeros 90. Ahora toca la batería en una banda de thrash-metal; y Tamara tiene oído para disfrutar de un abanico casi inabarcable de estilos. Ambos alquilaron una nave en la calle Husillos, en pleno Polígono Industrial de Villalba, y de momento, tras cuatro largos meses de obras, han creado un pequeño Abbey Road -nombre de los míticos estudios de la EMI, en Westminster, Londres, donde The Beatles crearon y grabaron casi toda su discografía-. La criatura se llama KyM Studios. Son 12 salas de ensayo, cada una con el nombre de un gran artista, de diferentes tamaños para adecuarse a las necesidades de cada banda. Un proyecto que cubre el histórico, y a la vez inmenso vacío, en la oferta serrana de locales de ensayo. “En esta zona no hay locales y eran muy necesarios. Nos gusta porque el lugar es bonito y acogedor, con mucha estética. Y tiene una climatización que te pasas”, dice María Jesús León, vocalista de Oneyda D.F, una banda de blues habitual en los pubs serranos y madrileños. El nivel de los músicos en KyM Studios da para mucho. Nueve bandas ensayan ya a diario en la intimidad de unas salas modelo a seguir en insonorización. Entre ellas, Lost Mind y Freack Inc, las dos que abren esta noche el Festival Este Viernes Toca, en el Salón El Capricho. En total, más de 50 músicos de todas las edades y tendencias, incluída una joven banda serrana de versiones de rock nacional, aún sin nombre, que recuerda cómo “nos tirábamos de los pelos cuando no teníamos esto, con los vecinos y demás. Y aquí llegas, y pum, a tocar”, cuenta uno de sus miembros.
Para llegar a la apertura, el pasado 2 de enero, Tamara y Miguel Ángel, además de la financiación, hicieron frente a la ausencia de regulación legal del negocio. “No hay epígrafes sobre locales de ensayo. Para darlo de alta en el IAE hubo que meterlo como academia de música, y a través de ello adaptarte a lo que piden”, explica ella. Tamara justifica la gran necesidad de locales en la Sierra en que “todos los músicos que conocemos tocaban en sótanos, garajes, en bares adaptados, insonorizados con hueveras. Y, sí, los que han venido tocaban en sitios poco acondicionados”. KyM Studios ha ofertado su proyecto a la Concejalía de Juventud:“Por todo lo que ha hecho el Ayuntamiento por la música en este pueblo, que no tengan locales cuando ellos mismos lo promueven... El problema ahora es que ellos hacen pagos a un año y esto acaba de comenzar y no podemos aceptarlo”. A la espera de respuestas, KyM Studios ha arrancado con fuerza. Si todo va bien, los Abbey Road villalbinos se ampliarán a 18 salas y en el futuro puede que incorporen un estudio de grabación para editar maquetas. Es el gran objetivo en el futuro de un proyecto joven, pero sólido.