El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
A menos de un mes de las elecciones europeas y poco más de un año para las municipales, las distintas formaciones políticas intensifican su actividad, con el paro como una de las mayores preocupaciones de los vecinos y, por eso mismo, como uno de los grandes temas de la campaña electoral. A pesar de los leves signos de recuperación que muestra la economía española, el desempleo sigue siendo la gran cuenta pendiente, por lo que es imprescindible redoblar esfuerzos para hacer frente a esta situación.
Dentro de nuestra comarca, conocíamos esta semana las propuestas de Izquierda Unida de Moralzarzal -que en buena medida son extrapolables a la gran mayoría de municipios de la zona-, haciendo hincapié en la necesidad de un nuevo “modelo productivo”, apostando en este sentido por la agricultura ecológica, la ganadería extensiva o los proyectos vinculados al reciclaje y el medio ambiente en general. Teniendo en cuenta las características de la Sierra de Guadarrama, sería absurdo renunciar a estos sectores, aunque también es cierto que su desarrollo ha de plantearse más allá del corto plazo, ya que en cierta forma supone también un cambio que afecta también a la actual mentalidad dominante en los municipios de la Sierra. Pero, por otra parte, sería ingenuo pensar que de este modo alcanzaríamos sin más una situación de pleno empleo; el camino será largo, por lo que es necesario emprender acciones desde todos los puntos de vista.
El ‘turismo verde’, y más con la declaración del Parque Nacional, ha de convertirse en un gran yacimiento de empleo, aprovechando las enormes posibilidades de un entorno natural único. De la mano han de venir una gastronomía variada y de calidad, y también una mayor oferta hotelera, lo que en definitiva supone relanzar un sector que siempre ha tenido un peso muy importante en buena parte de las localidades de la zona. Y más allá de estas iniciativas, conviene poner el acento en la importancia de la colaboración público-privada, favoreciendo la implantación de empresas y negocios; los ayuntamientos no pueden convertirse por sí mismos en ‘empleadores netos’, pero sí tienen la obligación -y hasta el deber moral- de poner todos los medios a su alcance para que las dolorosas cifras del paro vayan disminuyendo, algo a lo que también deben contribuir las políticas de formación. No se trata por tanto de optar por una única vía, sino de actuar con una perspectiva abierta y plural, dejando a un lado los posicionamientos ideológicos para remar todos en una misma dirección.