Mari Luz Villar
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Son muchas las voces de expertos que se lanzan últimamente sobre el abuso de los medios técnicos, que representan ya una problemática de adicción para niños y jóvenes. Estos aparatitos llegan a ser una prolongación de las manos, cuyas articulaciones empiezan a sufrir los efectos de su continua manipulación.
Por otra parte, en cuanto a los videojuegos, el caso roza lo que se pudiera calificar como esquizofrenia. Por un lado se educa para la paz y por otro esos juguetes en su mayoría son bélicos. Claro que la explicación puede ser psicológica: guerrear en los aparatitos puede exorcizar la violencia innata en el ser humano. El caso es que, según aquellos que estudian dichos efectos, las maquinitas suplen aspectos importantes del cerebro. Por si esto fuera poco, algunos rectores piden al ministro Wert que baje la media para acceder a las becas. Extraña petición si se tiene en cuenta en qué estado se encuentra la educación en España y el número que ocupa en el ranking europeo. Se dice que más de un 30% ha repetido curso y, por cierto, ninguna universidad española figura en un lugar medianamente decente entre las primeras del mundo. Por lo que si se desea que nuestros jóvenes tengan un futuro digno y puedan competir en igualdad de condiciones en el campo laboral (hoy día tan difícil) con los demás países, debería exigírseles un poco más de entrega en los estudios, amén de subir el nivel de los mismos. Sea como sea, y gracias a la ciencia, ahora se confirma que ningún ser tenido por inferior es tan tonto como se ha querido hacer creer desde la ignorancia humana muchas veces instalada en las aulas. Un complejo y profundo experimento realizado por Margaret Livingstone, profesora de Neurología de la Facultad de Medicina de Harvard, revela que los monos ‘macacos rhesus’, muestran extraordinarias habilidades para las matemáticas, disciplina que siempre se ha creído materia reservadas exclusivamente para el intelecto. La noticia está llena de esperanza. Porque si España sigue con sus cambiantes y nulos programas educativos, sin visos de cambio para mejorar, siempre nos quedarán los primates para elevar el nivel de conocimiento, el espiritual y sin duda el moral. A eso se le llama ser positivos.