Opinión

Desengaño y decepción

El mirador

J. Verde

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La llegada del Partido Socialista colmó de euforia las expectativas de los dirigentes de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) al ver que sus pretensiones de desmilitarización podían hacerse efectivas en un periodo de tiempo más que razonable.

Eso me recuerda a Pedro y Roberto, pareja gay, llorando cuando el mismo partido materializó en forma de Ley la posibilidad de contraer matrimonio a las personas del mismo sexo. Ambos colectivos mantienen trayectorias paralelas, comportamiento, desdicha y sufrimiento: los primeros aún están padeciendo una inexplicable represión disciplinaria, y los segundos, tras culminar su sueño, siguen soportando que algún juez “cuestione” la propia Ley ante el Tribunal Constitucional.

La Guardia Civil sigue en un régimen militar que no favorece su trabajo como Fuerza de Seguridad del Estado. La reunión multitudinaria en Madrid de agentes del cuerpo, ocurrida días atrás, no debería avergonzar a nadie, sino a aquellos que no han sido capaces hasta el momento de otorgar la posibilidad de cambiar un régimen militar por otro civil, que mejoraría la calidad del servicio, y que haría más felices a estos funcionarios y a sus propias familias.

Los expedientes disciplinarios ahora abiertos a dos dirigentes de la Asociación Unificada de la Guardia Civil por aquella reunión multitudinaria no hacen sino producir desconcierto, y confirmar que lo que en su día eran expectativas de cambio, ahora se convierten en castigo, a la vieja usanza, para que sirva de ejemplo, no se vaya a desmadrar la tropa, faltaría más.

Desengaño y decepción son los sentimientos que existen entre los que algún día pensamos que llegaban nuevos tiempos para la Guardia Civil, que sigue trabajando y demostrando su profesionalidad, aunque no les permitan expresar en libertad todo aquello que sienten y desean.