El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
No daba crédito a las imágenes de violencia, vandalismo, agresividad y odio de unos cobardes encapuchados que en la jornada del ‘22-M’ no solo se atrevieron a reventar la marcha pacífica de la dignidad, sino que encima rompieron mobiliario urbano y, además, arremetieron contra los agentes antidisturbios que, después de recibir órdenes de no responder a la violencia por parte de unos mandos que parecían tener más interés en dar una buena imagen pública que en preservar la vida de nuestros policías, cuando es sabido que los agentes actúan para evitar que los disturbios se agraven en aras de la seguridad ciudadana. Soy consciente de que en nuestro país existe un malestar general por la precaria situación en la que muchos están obligados a vivir, pero eso nunca justificará la violencia en las calles y menos contra unos servidores públicos que no tienen culpa de nada.
V. SANZ
Guadarrama