Toros

Feria de Ajalvir: épica y sangre de Serafín Marín y Luis Miguel Encabo

Serafín Marín tuvo una tarde de gran compromiso en Ajalvir (Foto: A. F.)
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
La Feria de Ajalvir fue breve, sólo dos corridas de toros. Pero resultó más intensa y verdadera que otras que tienen cinco festejos, pongo por caso. El pasado domingo 28 de enero, asistimos a una corrida de toros épica con dos toreros, Luis Miguel Encabo y Serafín Marín, que estuvieron hechos dos verdaderos jabatos y que se comportaron como dos héroes. “Mano a mano” hicieron el paseíllo, también “mano a mano” triunfaron a golpe cantado y pagaron con su sangre el éxito pero también devolvieron la emoción a este grandioso espectáculo. Y ambos también pasaron a la enfermería... Si hubiera festejos así con más asiduidad, las plazas estarían llenas y se devolvería la grandeza y la verdad de este espectáculo tantas veces denostado.

Era enero, una plaza portátil, no era una feria de abolengo, pero les aseguro que esta corrida pasará a la historia. Y los que tuvimos la dicha de estar en Ajalvir el domingo, tardaremos en borrarla de nuestra retina por lo mucho que disfrutamos y la intensidad con que se vivió todo.

Por chiqueros salió un desigual encierro con los hierros portugueses de Santa María y San Marcos, ofensivo y muy astifino. Y por aquí debería empezar cualquier corrida de toros: puntas e integridad.

En líneas generales el encierro salió desigual, pero con muchos matices, ya que casi todos los toros ofrecieron juego, bien por su bondad, por su raza o por las complicaciones. Me apuesto lo que quieran a que en la feria de Valdemorillo que comienza este domingo no sale un toro con las puntas que lucieron los lidiados en Ajalvir el domingo.

Serafín Marín fue el primer espada en caer gravemente herido con una cornada en el pecho con tintes dramáticos y que nos puso a todos con el corazón en un puño. Pero antes Marín ya nos había sobrecogido con la gran actuación que tuvo en segundo de la tarde, un trasteo sincero y donde se puso en el sitio, ése donde los toros es más fácil que cojan. Éste fue un toro complejo. Flojo de remos pero violento y brusco cuando no se le podía y sometía. El catalán le entendió a la perfección, le llevó siempre muy tapado y prendido en las telas, aguantando con estoicidad para levantar una labor de mérito. Unas ceñidísimas manoletinas y una estocada puso a todos de acuerdo para pasear dos orejas. Marín toreó bien de capa a su segundo de la tarde y quitó por chicuelinas. Tras muletear por alto fue prendido de mala manera y empitonado de gravedad.

Por esta guisa, Luis Miguel Encabo tuvo que matar cinco toros, dando una gran dimensión y dejando una tarde memorable. Y miren que el madrileño había andado descompuesto y sin apostar con el toro que había abierto la corrida, un animal de San Marcos tan manejable como escaso de fuelle. Pero saltó el tercero, un animal chico, serio por delante que embistió con clase, recorrido y repetición. Encabo se gustó con el capote y le entendió bien. Una faena sobre ambas manos con buen poso, muy ligada y que caló hondo en el tendido que le valió dos orejas.

Después Encabo se enfrentaría al toro que hirió a Marín y al que también acabó cortándole un apéndice. Este animal vendió cara su vida, ya que resultó encastado y con embestidas con gran trasmisión. No perdonaba errores el de Santa María y Encabo intentó no verse desbordado. Faena de esfuerzo, de tragar y aguantar y de no arrugarse que tuvo premio. El cénit de la gran tarde del complutense llegaría con el quinto. Un toro cornalón y grande que no tuvo una pizca de fuerza en los primeros tercios, pero que se mantuvo, fue a más y embistió a la muleta sin velocidad pero muy templado. Encabo le toreó con relajo y desmayo dejando los muletazos más despaciosos de la tarde y donde algunos fueron casi al ralentí. Se sintió y se gustó en una labor con la plaza puesta en pie, ya que algunas tandas tuvieron sello y torería. Tras un pinchazo, prendió la espada y resultó empitonado en el muslo. No paseó los máximos trofeos por estar herido. Cojeando y mermado, tuvo la gallardía de mantenerse en el ruedo a pesar de llevar una cornada con dos trayectorias y matar al sexto. Fue una pena que este toro resultara muy manso y muy deslucido, sin dar ninguna opción. Daba igual: la hazaña y la gesta de este torero ya estaba realizada.

Una tarde de dos toreros: Encabo y Marín, que reivindicaron lo que es tener vergüenza torera, y demostraron que este espectáculo, cuando lo es en plenitud, es el más real y auténtico del mundo, y no hay otro que ni tan siguiera se le pueda parecer.

Triunfo de Sánchez Vara
Pero esta feria de Ajalvir, organizada con buen tino por la empresa Sarot, dio comienzo el sábado 27 de enero con otra corrida de toros, donde la plaza se cubrió en un tercio. En esta ocasión se lidió un serio encierro de Jódar y Ruchena, muy cuajado y ofensivo. La buena presentación de los astados no estuvo en consonancia con su comportamiento, ya que exceptuando el quinto, que embistió bien por ambos pitones el resto resultó muy deslucido y sacó mal estilo.

Precisamente ese buen toro de Jódar fue a parar a manos de Sánchez Vara, quien le arrancó las dos orejas tras una faena muy entregada en los tres tercios y donde exprimió al máximo, dejando una grata impresión en este inicio de temporada. El de Guadalajara también se llevó otro trofeo de su primer antagonista.

Junto a Vara le acompaño en la salida Ambel Posada, tras cortar una oreja a cada uno de su lote y haciendo un esfuerzo con su primero, mientras que anduvo más espeso con su segundo.

Completó la terna Francisco de Marco, quien tuvo una tarde muy desafortunada, no se sintió cómodo en ningún momento y no se le terminó de ver recuperado del todo del grave percance que sufrió en Las Ventas a final de la temporada pasada.

Luis borobia, cirujano, “SERAFÍN MARÍN y Luis MIGUEL encabo demostrarOn una enorme torería y dieron un gran ejemplo”
“Fue muy trágico. Esta cornada le hubiera podido costar la vida. Serafín Marín ha visto pasar la muerte muy cerca”. Con estas dramáticas palabras comienza Luis Borobia, cirujano jefe del equipo médico Taurimed, a relatar la terrible cornada que sufrió Serafín Marín el pasado domingo en Ajalvir.

El diestro catalán llegó a las manos de Borobia y su equipo sin poder respirar: “El pitón del toro entró en el pecho, había grandes destrozos y tenía una profunda herida en el tórax que había perforado el pulmón. Se vivió un momento de angustia, ya que hubo que meterle un tubo por un costado para sacarle el aire y que pudiera respirar”. Posteriormente, continúa , “se le operó en el Hospital de Alcalá y se le extirpó el trozo de pulmón dañado, pero nuestro objetivo primordial en la plaza era salvar su vida. La UVI móvil es buena, pero no lo suficiente para una intervención así". Borobia y su equipo realizaron una labor encomiable y ejemplar, estando a un nivel inmejorable y dando toda una lección de profesionalidad. “Hubo momentos, por el revuelo formado en el exterior de la UVI, que me recordaron a la tragedia de Paquirri. Pero yo quisiera destacar a los toreros, a Serafín Marín y a Luis Miguel Encabo, que demostraron una enorme torería y dieron un gran ejemplo. Marín estuvo consciente, sereno y tranquilo. Se portó fenomenal y sin ningún tipo de histerismo”, señala este reconocido médico de la cirugía taurina.

También hay que recordar que Encabo resultó igualmente herido: “Se portó de una forma increíble. Fue corneado y se hizo un torniquete y mató el último toro. Nos comentó que cómo iba a entrar al quirófano estando su compañero allí. No es normal lo de estos hombres”.

En todo caso, el cirujano habla incluso de buena suerte en el caso de Serafín Marín, “porque rozó la caja torácica y estuvo muy cerca de vasos vitales que si se hubieran visto afectados habría tenido fatales consecuencias”. Por último, Borobia apunta la buena recuperación de ambos: "Marín está mucho mejor, animado y muy recuperado; tendrá para un mes más o menos. A Encabo ya le hemos quitado los puntos (por el pasado miércoles 31); todo va bien y reaparecerá en Valdemorillo", concluye.