Huertos urbanos en Collado Villalba, ¿hobby o necesidad?
Mientras el Ayuntamiento de Collado Villalba parece seguir deshojando ‘la margarita’ sobre la puesta en marcha, anunciada en septiembre pasado, de promover una serie de huertos urbanos y de ocio en la zona de Los Valles-Las Eras, cuyo objetivo era, a decir de los responsables municipales, facilitar la recuperación de una zona que está muy degradada por la masiva presencia de ladrillos y hormigón, algunos vecinos a la espera de que entre en vigor dicha normativa, han decidido, por su cuenta y riesgo, poner en marcha este tipo de iniciativas y así, tal como se puede apreciar en la fotografía de la derecha, han dado ya los primeros pasos en la creación de sus propios ‘huertos’, algunos de ellos ubicados en los lugares más insólitos de nuestro municipio. Una iniciativa que, pese a las duras inclemencias meteorológicas que está sufriendo nuestra comarca, parece no irles mal.
¿Hobby o necesidad?, nos preguntamos. Posiblemente ambas cosas. No olvidemos nuestra tendencia a volver a lo propio, a lo natural, y aunque este municipio, ganadero por excelencia, nunca se prodigó en el cultivo de hortalizas y verduras, la necesidad obliga muchas veces incluso a hacer milagros, sobre todo en tiempos de crisis tan galopantes como la que estamos sufriendo. Y prueba de ello es el aumento continuo de huertos urbanos rurales en muchos municipios de nuestro región, incluso en la propia capital madrileña, donde los adjudicatarios de estas pequeñas parcelas municipales situadas en las laderas del río Manzanares, llevan cierto tiempo a pleno cultivo lo que, además de ofrecerles unas horas de ocio, les garantiza una comida sana y barata.
Por todo ello, el Ayuntamiento villalbino debe continuar con el proyecto ya anunciado de implantar una zona de huertos urbanas en este municipio, proyecto que en principio está basado en la adjudicación a aquellos vecinos que lo soliciten de una de estas miniparcelas que estará dotada de riego por goteo, para así facilitar el cultivo de productos ecológicos y de calidad, además de semilleros, fabricación de compost para abono, etc., etc., etc. Finalmente creo que sería muy interesante que se incluyese en dicho proyecto la presencia de huertos escolares que sin duda permitirían a los más pequeños su iniciación en la actividad agrícola y, sobre todo, en la educación medioambiental o los también denominados huertos sociales, para destinarlos a las familias más necesitadas, sin que estas se vieran obligadas a realizar ningún tipo ningún de desembolso. Y es que la tierra, como en su día dijo el expresidente Rodríguez Zapatero, no es de nadie, sólo del viento.
Dos ejemplos de la desesperada situación de muchas familias
No cabe duda de que los datos macroeconómicos han mejorado en los últimos meses, pero no es menos cierto que esa mejoría aún está muy lejos de trasladarse a las familias más afectadas por la crisis. Prueba de ello son las situaciones que se viven a diario en nuestros municipios. La alcaldesa de un Ayuntamiento de la Sierra comentaba recientemente que cada semana recibe a vecinos en situaciones límite, al borde del colapso. Desesperación que, desgraciadamente, comparten decenas de familias a las que sólo salva la solidaridad. Unos problemas que, según explicaban las AMPAS de los centros educativos públicos de El Escorial y San Lorenzo, se están viviendo también en los colegios. Aseguran de estos colectivos que ya no resulta extraño encontrarse con casos de niños que llegan a clase con déficit de alimentación o que incluso llegan a ir sin comer. Y en la propia Escuela Infantil La Dehesa se podía leer esta semana un cartel en el que se pedía ropa de bebé para una familia que no tenía medios para afrontar este gasto. Son dramas que, más allá de esas grandes cifras de las que hablábamos antes, forman parte de la vida diaria de mucha gente. Por otra parte, las AMPAS informaban igualmente que en una reunión a nivel comarcal se había abordado “el desamparo en que han quedado los alumnos con necesidades educativas especiales ante los recortes en personal y medios, quedando prácticamente sin tratar disléxicos, hiperactivos, déficit de atención y otros, y empujando al resto (con dificultades de visión, audición , motóricos, autismo, etc.), agrupándolos en unos pocos centros que son los únicos con personal especializado y medios, y con esto creando auténticos colegios-guetos”.
Un paso de cebra junto a la entrada a la piscina cubierta de Galapagar
Al hilo de las obras que en los últimos días se están realizando en la calle Guadarrama, entre el polideportivo y la rotonda de la M-510, un vecino de Galapagar ha remitido un pequeño escrito en el que pide al Ayuntamiento que estudie la creación de un paso de cebra a la altura del acceso a las instalaciones de la piscina municipal. “Como usuario, no tengo ninguna queja del servicio que se ofrece. Pero, dado que acudo también con niños pequeños, me gustaría hacer referencia a la necesidad de crear un paso de cebra coincidiendo con la entrada a la piscina, evitando así desplazarse hasta el que está situado junto al polideportivo o al de la parada de autobús en la misma calle (hay otro aún más allá frente a ‘La Oreja Verde’. Es verdad que no son muchos metros de distancia, pero creo que ésta es la zona más concurrida, ya que justo enfrente está el aparcamiento del Centro Cultural La Pocilla, donde la mayoría de los usuarios solemos aparcar. Al final, lo que ocurre es que las prisas hacen que muchos, entre los que me incluyo, opten por cruzar la calzada cuando no viene ningún coche o lo hace a una cierta distancia. Algo tan sencillo como pintar aquí un paso de cebra aumentaría la seguridad”. Dicho queda.