El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Valuado compañero:
No sé si en tu ajetreada vida “profesional” encontrarás tiempo para dedicarlo a repasar estas líneas a ti dedicadas que, sin duda, no sólo parecen sino que son una tercería. Podrías decirme: “¿He pedido acaso tu opinión? ¿No resulta presuntuoso que me lo quieras ofrecer así, sin más?”. La decisión, valuado compañero, está en tu chispeante cerebro. Puedes continuar leyendo, aunque entiendo perfectamente que ni siquiera llegues a estas líneas si antes ves quien es el firmante de esta epístola.
Por si has tenido a bien seguir leyendo, quiero decirte que yo también estoy en un sindicato. Seré más o menos explícito. Trabajo en el Ayuntamiento de Collado Villalba, es decir donde trabajas tu, de ahí lo de compañero y pertenezco a UGT.
Gracias al esfuerzo de otros compañeros y compañeras se ha conseguido mucho de lo que ahora tenemos. Gracias a su tiempo, a su generosidad, a su perseverancia, a su inteligencia, a su sacrificio, cualidades y voluntades que a ti parecen no importarte dados los hurtos que estamos padeciendo y mientras tanto tú... impasible... a lo tuyo. Tu das la espalda al esfuerzo denodado, a los enfrentamientos con el poder, a las interminables horas de reunión que otros realizan para intentar parar la aniquilación de nuestros derechos... pero no la das a tus largas horas extras, ahí sí sigues, impasible, a lo tuyo. Cuando se consigue alguna conquista sindical, te la apuntas como si hubieses hecho algo por lograrla.
El resto de compañeros piensan que tu tarea es la defensa de sus derechos ¡tus derechos! y no la política, que parece ser que te gusta bastante, demasiado quizás. Como si los que no se sindican no tuviesen derecho de atención sindical. Hay compañeros que entienden que los sindicalistas están a lo suyo, de espaldas a los intereses generales de los trabajadores y no es de extrañar su creencia viendo como tú “pajeas” extraordinariamente sumando hora tras hora (horas extras, obviamente), todos los meses en tu nómina.
En tiempos de neoliberalismo en los que es tan fácil seguir la consigna que invita al sálvese quien pueda, es bueno agruparse para buscar el bien de todos, pero tú ¿has informado a tus compañeros trabajadores con quién te agrupas y por qué? Digo y te recalco de todos porque tú vas al contrario, tú te encuentras en un “egoísmo estratégico” de carácter gremial que desprecia los intereses generales. Eres el clásico ¿qué hay de lo mío? o, ¿de lo mío qué? que te lo has buscado de manera doblemente eficaz, afincándote sindical y políticamente. Pero no es ese, a mi juicio, el fin primordial de un sindicalista. Los verdaderos sindicalistas no son personas domesticadas, no son instrumentos supeditados a partidos políticos aunque, como es obvio, tendrán más afinidad ideológica con unos que con otros. Los verdaderos sindicalistas no son súbditos profesionales de la obediencia.
De ahí parten muchas críticas hacia ti, de trabajadores afiliados a tu sindicato CC OO, de compañeros políticos, de camaradas de tajo y hasta de la ciudadanía que denuncia tu actitud en las redes sociales. Si ven que los sindicalistas anteponéis vuestro interés particular sobre el general, si se afronta con una postura cicatera cualquier entrega de tiempo y de esfuerzo, si falta perspectiva democrática al quehacer de los sindicatos, las críticas serán mucho más merecidas.
Por eso pienso, que no todos los sindicalistas tienen la misma filosofía ni la misma estrategia que tú y tu colectivo sindical y político estáis practicando contra los trabajadores del Ayuntamiento de Collado Villalba. He visto sindicatos y sindicalistas vendidos al poder, que han colaborado en la sinrazón y en la injusticia, que han sido comprados con prebendas casi miserables, que se han convertido en aduladores del poder y que, incluso, han tomado parte activa en clamorosos atropellos. Pero lo tuyo no lo había visto hasta ahora, eso de tratar de conseguir posiciones electorales ventajosas para tus jefes políticos a costa de guillotinar y pisotear a tus compañeros de trabajo con el único objetivo de conseguir una silla de concejal en el salón de plenos del Consistorio villalbino.
Creo que no te mueve tu afán de compromiso y de solidaridad con tus compañeros del ayuntamiento, con esos que trabajan frecuentemente desprotegidos y vapuleados por el sistema. No olvides que hay otros más indefensos que tus colegas municipales... Me refiero a los despedidos por el ERE tras las elecciones de 2011. Ellos se enterarán, preguntarán y por supuesto... te juzgarán.
Permíteme, para terminar, que te recuerde esas palabras que Ernesto Sábato ha escrito en su libro titulado “La Resistencia”: “Casi con candor recuerdo la anécdota de aquel hombre que se desvaneció en la calle y que, cuando fue reanimado, quienes lo socorrieron le preguntaron cómo no se había comprado algo de comer con el dinero que llevaba en el bolsillo a lo que aquel ser humano maravillo respondió que ese dinero era del sindicato”.
¿Qué más añadirte? Sólo un adiós.
L. C. V. Afiliado de UGT