POR: P. Serrano
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Llevo varios días preguntándome si la Infanta Cristina es española o no. Y parece ser que no, ya que la ley no es igual para ella que para mi y tampoco para su propio marido, Iñaki Urdangarín. Me explico. Si alguna vez tengo que ir a los juzgados de Palma de Mallorca (Dios no lo quiera), seguramente yo tendría que bajar andando la famosa cuesta que hay hasta la puerta de los juzgados, igual que hizo Iñaki Urdangarín e igual que deben hacer todos aquellos que tienen que rendir cuentas con la justicia en esta ciudad española.
Pero la Infanta va a bajar en coche, por estrictos motivos de seguridad, según recoge un informe realizado por la Policía Nacional. Y este documento, al parecer, ha sido crucial para que el juez decano de Palma de Mallorca haya autorizado a la Infanta a bajar en coche la famosa rampa, evitándose con ello el temido ‘paseíllo’. ¿Por qué, vuelvo a preguntarme, ella sí y el resto de los españoles, incluido su marido, no? La única explicación que me cabe es decir que todo esto ocurre porque ella no es española, con lo cual la ley de este país de pandereta no le afecta.
No quiero pensar en otros motivos que justifiquen que doña Cristina eluda el polémico acceso andando, salvo que lo haga simplemente porque es la hija del Rey, pues en caso contrario se demostraría que la justicia en España no es igual para todos (como dice la Constitución), algo que por otro lado no debe sorprendernos si nos paramos a ver cómo funcionan los juzgados, en los que se diferencia cada vez más a tres tipos de personas: los políticos, los sindicalistas (no se sorprendan porque aquí aún tenemos a este tipo de parásitos sociales gozando de ciertas prebendas, aunque esto ustedes no lo perciban) y el resto de los ciudadanos, que suelen ser normalmente los que pagan los platos rotos de una justicia politizada y cara que sólo pueden permitirse los ricos y los ladrones de guante blanco.
Siento mucho poner en evidencia la justicia española y tener que pensar que dependiendo de quién seas, así actuará los justiciables. Fíjense ustedes la que se ha montado solo por bajar una rampa andando o en coche. Prefiero no imaginarme lo que ocurrirá mañana en el interior del juzgado de Palma.