En el gráfico se aprecia la bajada en los presupuestos municipales
MARÍA MATEOS | Miércoles 22 de octubre de 2014
Comienza 2014 y, con él, el séptimo año de crisis económica, una situación que se ha hecho extensiva a las arcas municipales, que han visto cómo en este tiempo mermaban sus previsiones. La diferencia entre las cuentas que se aprobaron en los plenos en 2008 y las que se han sacado adelante hace tan solo unas semanas es más llamativa curiosamente en aquellos municipios que tras las elecciones de mayo de 2011 cambiaron de signo político.
Uno de los casos más significativos es el del Ayuntamiento de Collado Villalba (61.955 habitantes en 2012), que ha pasado de tener un presupuesto cercano a los 70 millones de euros en 2008 bajo el gobierno de José Pablo González (PSOE) a los 49,5 que aprobaba el pasado mes de diciembre el Ejecutivo que dirige Agustín Juárez (PP), obligado además a dedicar buena parte de esta cantidad a afrontar la millonaria deuda heredada tras 12 años de gobiernos socialistas.
Torrelodones (22.680 habitantes) es otro de los municipios donde más se ha reducido el presupuesto, pasando de 30,8 millones al comienzo de la crisis a los poco más de 25 de los que dispondrán este ejercicio. En el último año en el que gobernó su anterior alcalde, Carlos Galbeño (PP), las cuentas municipales experimentaron una subida, pese a la que todos los parámetros económicos eran negativos, pero tras los comicios y ya con Elena Biurrun (Vecinos por Torrelodones) en el sillón de mando, esos números se relajaron, aunque no su modo de aprobarlos; el Gobierno en minoría (nueve concejales, y el apoyo de AcTÚa y PSOE, frente a los 10 del PP) con el que cuenta ha provocado que los últimos días de 2013 haya habido una cuestión de confianza, que no superó la alcaldesa, y una hipotética moción de censura de los populares, que tampoco llegó a presentarse, lo que ha derivado en la aprobación directa de los presupuestos para el presente ejercicio.
Otro municipio en el que también varió el partido en el gobierno fue Guadarrama, donde se ha producido uno de los mayores descensos en los presupuestos durante estos siete años. Desde la Alcaldía de José Ignacio Fernández Rubio (PP) a la de Carmen María Pérez del Molino (APPG) hay unos cuantos millones de euros de diferencia, unos 20, muchos si tenemos en cuenta el tamaño del Ayuntamiento (15.534 habitantes en 2012).
Ahorro y austeridad
Sin embargo, el cambio de manos del bastón de mando no es el único sinónimo de austeridad. Hay municipios donde a pesar de renovarse la confianza de los vecinos en los mandatarios que tenían en los años en los que se gestó la crisis, también han optado por una rebaja presupuestaria. Moralzarzal (12.126 habitantes en 2012), que sigue manteniendo a José María Moreno (PP) al frente del Ejecutivo local, también se ha subido al carro del ahorro: de 26,75 hace siete años a los 11,65 millones que se aprobaban hace unas semanas.
Las razones para esta disminución de los presupuestos son variadas. En primer lugar, los Ayuntamientos han visto cómo el estallido de la burbuja inmobiliaria, uno de los principales causantes de la crisis, aminoraba sus ingresos, aquellos procedentes de las licencias de obras y de las plusvalías que los vendedores de inmuebles abonaban a cada Consistorio. Además, los ingresos vía subvenciones y ayudas procedentes del Estado y del Gobierno de la Comunidad de Madrid también se han frenado. Valga como ejemplo el Plan Regional de Inversiones (Prisma), con el que el Ejecutivo regional financiaba obras e infraestructuras en los municipios madrileños, que se ha visto reducido a proyectos menores de asfaltado y acerado, por poner un ejemplo, y no a la realización de nuevas infraestructuras que requieren un mantenimiento posterior (personal, calefacción, luz, mobiliario, etc.). Una excepción, como recordó el director general de Cooperación con la Administración Local, Jaime González Taboada, en su reciente visita a Collado Villalba, es el nuevo edificio de la Policía Local de este municipio, que tras sufrir retrasos por la quiebra de la empresa concesionaria, finalmente se abrirá en los próximos meses gracias a este plan regional. Sin embargo, otros proyectos no terminan de desarrollarse. Algunos se han paralizado hasta que “escampe el temporal” y otros se han ralentizado, como la apertura de hospital de Collado Villalba o los nuevos Juzgados de San Lorenzo de El Escorial.
Menos gastos
Esta reducción en los ingresos se ha visto traducida simultáneamente en un descenso de los gastos, tanto en la prestación de servicios como en el personal que trabaja para los Ayuntamientos. En este apartado, se han dado varias situaciones, desde la amortización de plazas, la no renovación de contratos que finalizaban y la no reposición de puestos que quedaban vacantes por jubilación, hasta la disminución en el número de personas de confianza de los alcaldes o el Expediente de Regulación de Empleo al que se han enfrentado algunos ayuntamientos.
Sin embargo, no todas las localidades de la Sierra pasan por la misma situación económica. Algunas apenas han variado sus cifras en los últimos siete años. Un claro ejemplo es El Escorial (15.161 habitantes en 2012), donde se ha pasado de 14,33 a 12,44 millones de euros, o Alpedrete (13.480 habitantes en 2012), de 11,18 a 9,87 millones de euros. En Galapagar (32.930 habitantes en 2012), cuando Daniel Pérez (PP) llegó a la Alcaldía en septiembre de 2008 tras una moción de censura, tuvo que aprobar unos presupuestos para el siguiente ejercicio ya que su predecesora, Carmen Toledano (PSOE) y el cuatripartito no lograron tener cuentas propias -los presupuestos fueron aprobados por José Tomás Román (PP) en 2006, ascendiendo a 42,69 millones de euros-. Ya de cara al ejercicio 2009 descendieron sensiblemente hasta tocar los 25; desde entonces han rondado esta cifra, remontando este año hasta los casi 28 millones de euros.
En cualquier caso, una cosa es lo que se aprueba en sesión plenaria, un documento que no deja de ser una previsión, y otra muy distinta la ejecución del mismo. Muchos se ven obligados a realizar modificaciones sustanciales, ya que los ingresos previstos no cuadran con los gastos realizados. Pero esa es otra historia…