El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Leo en la prensa que 2014 va a ser el año de la esperanza y yo no lo creo así. Estoy convencida que hasta que no haya por lo menos un poco de justicia a la hora de repartir -no hablo de compartir, porque eso ya lo hemos hecho muy bien muchos españoles durante 2013, ayudándonos los unos a los otros constantemente-, no vamos a poder hablar de recuperación. Por eso creo que este año que ahora iniciamos con tanta ilusión debe servir para curarnos las heridas, heridas que no son de sangre, sino esas que llevamos muchos en la mente, en el corazón y hasta en el alma. Espero y deseo que así sea.
MARTA GARCÍA
Galapagar