El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Tirando del refranero español, se puede decir, en cuanto a la situación vivida el último mes en Torrelodones, que “para este viaje no habían hecho falta alforjas”. Primero fueron las ordenanzas fiscales -aprobadas a la segunda-, luego los presupuestos -rechazados- y, finalmente, una cuestión de confianza planteada por la propia alcaldesa, que tampoco pudo sacar adelante, abriéndose así unas semanas de incertidumbre e interinidad en las que los únicos perjudicados han sido los vecinos. Dicen en AcTÚa que, durante este tiempo, hay quienes les han otorgado un “papel decisorio” que ellos no han buscado; sin embargo, se trata simplemente de asumir la responsabilidad de sus propios actos, ya que su voto fue decisivo ni más ni menos que para la elección de Elena Biurrun como regidora, del mismo modo que el hecho de no haber alcanzado ahora un acuerdo para apoyar una moción de censura del Partido Popular ha sido la clave para que VxT continúe en el gobierno pese a la inestabilidad demostrada los últimos meses, incluyendo importantes desencuentros con el propio grupo municipal de AcTÚa (principalmente en áreas como Juventud y Comunicación), que invoca la “democracia participativa” para argumentar su decisión. Esta formación asegura haber realizado un proceso de consulta popular abierto a militantes y simpatizantes, proceso del que únicamente se conoce su resultado y que se han contabilizado tanto los votos presenciales como los emitidos on-line. Más allá de la ‘validez’ real que pueda tener una actuación de estas características, lo cierto es que este culebrón político ha estado dominado por una absoluta falta de responsabilidad. De hecho, quizá el mejor resumen lo haya hecho el Partido Popular, que señaló que AcTÚa ha protagonizado un “paripé”, “mareando la perdiz” para al final dejar las cosas como estaban, en la que parece la peor solución posible en un escenario marcado, como ya apuntamos antes, por la inestabilidad. En cualquier caso, no conviene olvidar tampoco que, al margen del papel jugado por otras formaciones, en el centro de este mapa político se sitúa la gestión de Vecinos por Torrelodones, que haría muy mal en entender este desenlace como una supuesta victoria. Ha sido, simplemente, un teatrillo con un argumento absurdo en el que, paradójicamente, quien no ha superado la moción de confianza ni ha conseguido aprobar los presupuestos por el cauce habitual es finalmente quien se mantiene en el gobierno.