El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
“Con la Navidad a la vuelta de la esquina, quiero confesarles que hoy el cuerpo me pide hacer un alto en el camino y dejar las críticas para mejor ocasión, aunque haya motivos más que suficientes para no dejar títere con cabeza, dice Lobo Cojo. La tregua, al menos por mi parte, está servida hasta después de las campanadas de despedida de este aciago año 2013, donde la crisis y el desempleo han campado a sus anchas, azotando sin piedad a las familias más necesitadas de un municipio que ahora intenta, poco a poco, salir de ese ‘agujero negro’ en el que nos metieron algunos desaprensivos salvapatrias. La cosa no va a ser precisamente fácil, pero con el trabajo de todos, tarde o temprano, Collado Villalba seguro que volverá a recuperar sus señas de identidad, aquellas que lució en la década de los 90, cuando el comercio local, pilar básico de la economía en este municipio, alcanzó su máximo esplendor. Lástima de los años perdidos en esa larga travesía donde pasamos de ostentar la capitalidad de la Sierra del Guadarrama a convertirnos, de buenas a primeras, en resignados y ninguneados habitantes de una supuesta ‘Aldea Gala’ que, durante casi 12 años, se dedicó a hacer la travesía del cangrejo, dando dos pasos para adelante y veinte para atrás. Y claro, de aquellos polvos estos lodos. Pero en fin, como las fechas son proclives para hablar de paz y prosperidad (al menos eso es lo que se aprecia en las felicitaciones navideñas), yo creo que lo más recomendable es aprender de los errores del pasado, confiar en el futuro y, sobre todo, vivir el presente. ¡Ah!, y Feliz Navidad a todos”.