ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
El segundo tentadero público celebrado en la plaza de toros cubierta de Moralzarzal volvió a tener una buena respuesta de público. Justo es dar la enhorabuena a la organización, Escuela de Tauromaquia incluida, porque la idea, además de ser bonita, ha tenido buenos resultados, algo que no siempre se consigue.
Si en la primera cita fue Joselito el que inundó con su torería el coso serrano, el pasado domingo 24 de noviembre fue el depurado temple de Manuel Caballero el que mostró las mejores armas de su tauromaquia. El manchego, que tampoco se deja ver en público, ni siguiera toreando festivales, aunque sí es habitual en las retransmisiones de Canal +, dio voz esta vez con un toreo de gran sutiliza y suavidad. Muy fuerte físicamente y como si la inactividad no fuera con él, toreó muy bien a una vaca de Zacarías Moreno, un incipiente ganadero que tiene productos de Garcigrande y Daniel Ruiz. La erala fue de menos a más, sacando un fondo de nobleza que sirvió para que Caballero disfrutara de lo lindo. Con mucha estética, hubo pasajes sensacionales y el público se mostró muy cariñoso con el veterano diestro de Albacete.
Los segundos protagonistas de la mañana en Moralzarzal eran los alumnos de la escuela de aficionados prácticos que tiene el centro de formación taurino. Tuvieron enfrente dos vacas de Zacarías, con más defectos que virtudes y que no terminaron de sacar esa punta de bravura. No se trata de enjuiciar la labor de lo realizado, ya que esta profesión es sumamente complicada, pero tiene mucho mérito para alguien que es aficionado, por lo que supone una papeleta doble. El público hace que los nervios traicionen. Unos mejor que otros, todos con la ilusión alta, dieron pases, sufrieron varias volteretas y siguieron muy de cerca los consejos del maestro Manuel Caballero, que estuvo muy pendiente y cariñoso en todo momento.
Para concluir el tentadero, surgió un improvisado mano a mano entre dos de los alumnos más aventajados de la escuela, Pablo Mora y Jaime Casas, que saltaron al ruedo vestidos de calle para torear la cuarta becerra de Zacarías Moreno. A los dos chicos se les nota el pique, creciendo juntos de la mano de Miguel Rodríguez y David Blázquez. Casas desplegó un toreo elegante y de mucho gusto, mientras que Pablo Mora arreó y no se dejó ganar la partida, estando al gran nivel que acostumbra, aunque en el tentadero anterior no se habló tanto de él.
Un buen broche para una iniciativa que ojalá puedan tener continuidad, porque este proyecto ha dado resultados, siempre contando con la colaboración de los ganaderos que generosamente han cedido sus reses. Sin ellos, esta hermosa faena de campo trasladada a la plaza no hubiera sido posible.