Toros

La imagen de un hombre

OPINIÓN

ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
La temporada ha echado el telón en Jaén. Un torero local, Alberto Lamelas, tuvo una actuación relevante cortando tres orejas. Lamelas, diestro de garra y valor, toreó en la ya lejana feria de Valdemorillo ante un toro de Victorino Martín al que cuajó muy bien y que de haberle matado hubiera triunfado con fuerza. De que poco sirven los triunfos por San Blas, fastidia decirlo, pero puntuar en la primera del año tiene escaso premio. Lamelas tuvo que esperar hasta el 15 de agosto para confirmar su doctorado en Las Ventas. Sonó poco el teléfono de su apoderado, que no pudo rentabilizar aquella buena actuación en Valdemorillo, ni siquiera con las cámaras de Canal + presentes. Ni un hueco en la isidrada. Tampoco le valió mucho la puerta grande a Fernando Cruz, que reapareció de su percance en Las Ventas, si bien el madrileño tampoco fue capaz de mantener el listón y acusó su brutal percance de 2012.

Curiosamente, Juan del Álamo, que pasó de puntillas por Valdemorillo, a la postre ha sido uno de los nombres propios de la temporada y uno de los mejor posicionados de cara a la próxima campaña. Estar bien en plazas como Madrid, donde ha cortado tres orejas, Bilbao o San Sebastián de los Reyes le ha servido de mucho. Cuando acabó su actuación en el coso de La Candelaria nadie podría pronosticar que luego sería el diestro joven de mayor proyección.

En el toreo nada está escrito. En ocho meses da un giro radical y lo que no sea triunfar en los grandes escenarios sirve de bien poco.

Aunque para sonar, el ejercicio de democracia que ha protagonizado el Ayuntamiento de Barcelona con la imagen de Juan José Padilla calándose la montera en su reaparición en Olivenza. El nacionalismo radical ha vuelto a brillar. La imagen ha dado la vuelta al mundo. Barcelona ‘recomendó’ cambiar la fotografía de sus calles porque figuraba un torero, aunque en sus entrañas olvidó que en realidad se trataba de un hombre. De una persona que volvió a la vida después de abrazarse con la muerte. La censura de una ciudad que se las da de progre y de moderna se da la mano con el recuerdo de la España negra.