Opinión

Inteligentes, tontos y ladrones

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Vayamos por partes. El informe PIACC ha diagnosticado lo que muchos sabemos, y decimos, sobre nuestra torpeza intelectual pero nadie arregla. Los parámetros entre los que nos encontramos son matemáticos y de comprensión. Somos menos inteligentes que los ciudadanos de otros países.

Ese informe no tiene discusión, porque está basado en datos objetivos poco cuestionables, donde se valora inteligencia, pero no listeza. Está claro que el gentío aquí está “mu mal preparao”. Y algo tendrá que ver con que nuestro sistema educativo haya cambiado siete veces en 30 años de democracia. Cambia más la educación que las camisetas de los equipos de fútbol. Pero de las siete reformas educativas, más de la mitad las ha hecho el PSOE.

El problema de estos informes, serios, es que no miran la listeza, sino la inteligencia. Y estoy seguro que nuestras capacidades matemáticas y de comprensión se han venido abajo estrepitosamente, pero nuestras habilidades para sobrevivir, vía listeza, se han incrementado. Vayamos por partes: acabamos de desayunarnos estos días con un hecho protagonizado por unos sindicalistas andaluces que reflejan esta situación. No serán inteligentes, ni honrados, pero son más golfos que una baraja. Tenían un bote, como el mendigo tonto del siglo pasado que golpeaba la calzada con la suela del zapato para pedir limosna y al que se le atribuye la denominación de “el tonto del bote”, que era todo menos honrado.

En su listeza mafiosa falsificaban facturas para incrementarlas. Pasaban fondos de una partida a otra para justificar mariscadas que demuestran su no tontuna. O bien son tontos pero comilones y trincones. Lo malo de defender a los tontos ladrones es que te empeñes en decir que es un ataque al sindicalismo. Y eso sí que huele mal. Si a la primera de cambio de estas tontunas ramplonas, el sindicato, los sindicalistas honrados, que los hay más, se pusieran a perseguir a los falsificadores de facturas, en vez de perseguir a la juez Alaya, habrían ganado en credibilidad. Pero como han estado organizando hasta cursos de ‘Risoterapia’ el gentío, el populacho, ha pensado que se estaban riendo de nosotros. Y lo estaban haciendo. Se pasaban por tontos para llevárselo crudito.

Que un gobierno autonómico haya estado montando una ‘paraeta’ de los ERE demuestra la falta de inteligencia, pero no la tontuna. Porque eso de hacerse el tonto y llevárselo calentito sin trabajar es repugnante, Lo haga quien lo haga. Y a ver cómo sale eso en el informe de marras. Si los analistas exteriores vieran los manejos y los tejemanejes de algunos políticos con las instituciones nos hubiesen puesto ya al frente de la listeza mundial. Porque ahora nos acordamos de cómo políticos, sindicalistas y patronal se pusieron al frente de las cajas de ahorros para beneficiarse de dietas, comisiones y créditos blandos para ellos, para sus amigos y para sus familiares. Es verdad que algunos no sabían leer ni El Quijote, como revela el informe, pero por arte de magia sí sabían llevarse los dineros que les pasaban mensualmente las cajas mientras dejaban a estas en la quiebra.

Difícil, pues, va a resultar realizar un informe serio de España sobre la tontuna, la estupidez, la inteligencia, la sapiencia y otras muchas artes. Lo que parece poco cuestionable es que a todos los tontos les da por lo mismo: llevarse el bote repleto de moneditas.