Entrevistas

Carlos de Abuín: “Con este disco he querido zafarme de la imagen del cantautor tradicional”

ENRIQUE PEÑAS | Miércoles 22 de octubre de 2014
Después de varias maquetas con las que ha ido haciéndose un hueco en la escena de la canción de autor, Carlos de Abuín publica ahora su primer disco, Otro mundo. Zaragozano de nacimiento, vive en Collado Villalba desde 2003, desde donde organizó hace unos años el desaparecido ciclo Canciones al Filo. Durante este tiempo, ha hecho de la Sierra del Guadarrama, como ocurre en este álbum -en cuya contraportada aparece una imagen del Cancho de los Muertos, en La Pedriza-, uno de los motores que mueven su inspiración para componer. El álbum se presentará oficialmente a principios de 2014 en la Casa de Cultura de Collado Villalba.


Tras unas cuantas maquetas, publicas por fin este primer álbum. ¿Cómo ha sido la evolución hasta llegar a este punto?
Antes ya había grabado un álbum, registrado como tal en la SGAE, pero que al final no edité por problemas con la discográfica. Digamos que es un disco fantasma. Ésta es la primera vez que suena bien todo lo que está grabado, que me gusta volver a oír las canciones. Me he desvinculado tanto de la producción, que ha sido responsabilidad de José Antonio Romero, que ha sido maravilloso en ese sentido, todo me suena a nuevo.
¿Dejar la producción en manos de otra persona permite también tener una visión desde fuera de tus propias canciones?
Sí, es curioso. Yo lo oigo y me gusta, lo puedo poner tranquilamente, y eso es algo que antes no solía ocurrirme con mis canciones. Las escuchaba alguna vez por curiosidad, pero no con la sensación de que era lo que yo quería. De este disco en cambio sí me siento orgulloso y puedo decir que es mío, aunque reconozco que buena parte también es responsabilidad del productor, además de que colaboran algunos músicos, como Manu Míguez, el percusionista Juan Carlos Melián o Yolanda Yone.
¿Son canciones que vienen de lejos o compuestos pensando directamente en este álbum?
Son todas pensando en este disco, pero sí tienen un tiempo. Rompen un poco con lo que hacía antes, que era más en la línea habitual del cantautor: primero la letra y después la música. Y ahora no necesariamente es así. También tuve una charla con un par amigos acerca del eterno dilema de si el cantautor tiene que ser alguien comprometido políticamente o no. Desde el primer momento me planteé que era un cantautor, pero mis compromisos son personales, no con una ideología determinada, así que decidí hacer algo más alejado de ese cantautor tradicional. Para ello lo mejor que se me ocurrió fue romper también con mi manera de componer y dar más importancia a la música, sin poner ningún tipo de trabas, y eso se nota en el resultado. No es un género concreto, sino que tiene de pop, jazz, canción de autor, por supuesto, música de cabaret, bandas sonoras… Un poco de todo.

Es, en definitiva, un sonido más abierto...

Sí, de ahí también el título de Otro mundo, porque rompe con lo anterior y quiero algo distinto. También se puede hacer una lectura más social: otro mundo, deseando que cambie este, porque hemos vivido épocas mejores. Hay que desear otro mundo, no necesariamente con una nostalgia del pasado, sino trascender hacia algo mejor.

Volviendo a lo que comentabas, ¿la figura del cantautor ha estado un tanto condicionada por su posicionamiento ideológico?
Es que a veces parece que se te exige tener una ideología concreta y defender unos determinados valores políticos. Eso está muy metido en nuestras mentes por el papel fundamental que jugaron los cantautores en la época de la Transición. Pero creo que eso tuvo su momento y que ahora mismo no hay ninguna dictadura, y aunque hay temas sociales, no debe ser la única exigencia y no se trata de hacer bandera de una determinada corriente. Hacer de eso algo público, y encima exigirlo, está fuera de lugar. Yo quería zafarme de todo eso, porque creo que se puede hacer una canción de autor distinta.

Sin embargo, parece que en los últimos tiempos eso sí está cambiando y que hay una mayor apertura, tanto en lo musical como en la temática de las canciones...

Sí, yo creo que los cantautores más jóvenes tienen menos complejos y no tienen vergüenza de hacer algo más pop y que sus letras no tengan ese componente de reivindicación social, lo que no impide que haya gente que continúe ese otro camino y sea igualmente válido. A mí me gusta que la política esté alejada de la música y del arte en general.

Una figura que está muy presente en el disco es la de Hilario Camacho, ¿en qué sentido?
José Antonio Romero, que aquí se ha encargado de todos los arreglos, fue su productor y guitarrista. Yo conocí a Hilario Camacho y le traje a la Sierra dentro del ciclo Canciones al filo, que organizaba con varios ayuntamientos, como los de Collado Villalba, Guadarrama, Navacerrada o Colmenarejo. (Viviendo aquí desde 2003). Luego falleció y ahora me hacía mucha ilusión que Otro mundo fuese producido por José A. Romero. Es un músico de referencia, pero no creo que se pueda decir, como alguien ha hecho a través de internet, que soy el discípulo de Hilario Camacho. Para mí es un honor, pero entiendo que no he intentado seguir sus pasos.

Aunque este es oficialmente tu primer álbum, llevas mucho tiempo vinculado a la música. ¿Cómo crees que ha ido evolucionando?
Lo que veo es que ha acabado un mundo, que es el de las discográficas y los grandes conciertos. Ahora todo es redes sociales e internet, la música se oye en una calidad mala, en mp3. El disco ha perdido valor como formato, con lo cual ha caído toda una industria. Ahora la música está en un mundo más pequeño. Y también hay una crisis de creatividad: hay muchas bandas de tributo y lo que se crea es intentando parecerse demasiado a lo que ya se ha hecho. Es muy raro encontrarse con música realmente original y rompedora. Como no hay una estructura que invierta y apueste en valores nuevos, es difícil escapar de esa situación. Necesitamos que haya una revolución musical.