El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Fernando Rey y Víctor Tallón firmaron los mejores momentos de la novillada picada que se celebró en la localidad serrana de Los Molinos el pasado sábado 14 de septiembre. Se lidió una novillada de José Cruz, que no repitió el éxito del año anterior en esta misma plaza. El lote, bien presentado y cuajado, acusó mansedumbre, flojedad y falta de raza. El quinto novillo fue el de mayor transmisión.
La nota negativa del festejo fue la cornada que sufrió el novillero Tomás Campos cuando realizaba un quite a su segundo oponente. Fue prendido con violencia, recibiendo una cornada extensa pero limpia en el muslo con dos trayectorias de 20 y 15 centímetros, aunque por fortuna no fue profunda y el extremeño ya ha podido reaparecer.
Mejor le fueron las cosas a Fernando Rey, que fue capaz de cortar una oreja a cada uno de sus oponentes, saliendo por la puerta grande. Pudo sumar un trofeo más de no haber fallado con el acero. Tapó muchos defectos en su primero gracias a una labor con ganas y con la firme intención de estar bien. Fue más importante su faena ante al quinto, un novillo de José Cruz que no regalaba nada y con el que a base de exponer estuvo muy enfibrado y brillante, robando pases de mucho mérito. Expuso el malagueño en un trasteo a más, con muletazos con la mano baja y mucho poderío. Faena de dos orejas mal coronada con el acero.
El novillero de Alpedrete Víctor Tallón se vestía de luces por primera vez esta temporada y lógicamente la vara de medir no puede ser la misma. Sin embargo, dio la cara y no se arrugó, teniendo que despachar hasta tres novillos. Anduvo firme y resolutivo ante el complicado utrero que había herido a su compañero y al que robó algunos pases limpios y con la planta firme. Tumbó al novillo de una buena estocada y dio una vuelta al ruedo de ley, mejor que una oreja regalada. Tallón recibió al sexto con un buen manojo de verónicas y luego su faena estuvo llena de entrega y voluntad, pero carente de emoción ante la invalidez del novillo. Volvió a cobrar una buena estocada y paseó un trofeo. Con el segundo de lidia ordinaria estuvo aseado pero más frío.
Abrió plaza Tomás Campos ante el astado más manejable, pero también más sosito. Faena de novillero que conoce el oficio. Hubiera cortado un trofeo de no encasquillarse con el descabello. En este accidentado festejo también hay que lamentar la lesión en el codo del picador local Miguel Novoa, que fue derribado por el último novillo de la tarde, sufriendo una luxación en el codo.