El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El pasado fin de semana se celebró una nueva de la feria de novilladas de Galapagar. Un abono formado por tres festejos picados que organizó la empresa Pérez Villena. Durante lustros fue el propio Ayuntamiento el que, a través de gestión directa con gerentes o con la Comisión de Aficionados, daba forma forma a un serial muy consolidado. Un giro radical en muchos aspectos el de esta feria serrana.
El festejo más brillante tuvo lugar el viernes 13 de septiembre. Se lidió una terciada y buena novillada del incipiente ganadero y gran rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza. El quinto novillo fue premiado con la vuelta al ruedo. Los momentos más artísticos los protagonizaron Antonio Lomelín, que paseó tres orejas, y Daniel Crespo, que desorejó al utrero de la vuelta al ruedo. Un apéndice fue para el novillero Heredia. Abrió el festejo el rejoneador Manuel Manzanares, que fue ovacionado.
El sábado 14 se lidiaron utreros de Pérez Villena. Mario Diéguez consiguió desorejar a su segundo oponente tras torear bien de capa. Brandon Campos reapareció de su percance en Calasparra y logró cortar una oreja de cada uno de sus novillos en una tarde positiva para el novillero afincado en Valdemorillo. Por su parte, Mazzantini fue silenciado en sus dos oponentes.
En la tercera novillada picada del ciclo, celebrada el domingo 15, se lidió un encierro encastado y exigente con el hierro de Carmen Segovia, al que se castigó duramente en el caballo. El público se crispó mucho por este motivo y protestó. Los tres novilleros acusaron bisoñez y no pudieron brillar. Antonio Puerta salió mejor parado y pudo cortar algún trofeo de andar acertado con la espada. Recibió sendas ovaciones. Ricardo Maldonado y Pablo Gallego fueron silenciados. Este año se ha notado un descenso de público. Convendría reflexionar y hacer otros carteles.