El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Johann Sebastián Bach compuso La Pasión según San Mateo. La presidenta del Partido Popular de Madrid, Esperanza Aguirre, interpretó su versión sobre la corrupción, el día en el que un periódico colocó en su portada más datos sobre el ‘caso Bárcenas’ y sobre los sueldos que recibieron, presuntamente, líderes del Partido Popular, entre ellos el gran jefe Mariano Rajoy. Habló de la ‘pasión’, pero de otra, de aquella que significa apetito o afición vehemente a algo. Ganas de llevárselo crudo que es lo que padecen los corruptos.
Después de lo conocido sobre los casos de golferío palmario de los militantes del Partido Popular en demasiados lugares antes de que un tal Bárcenas hablara de irregularidades en las entradas y salidas de dinero desde su llegada al partido, hace más de 20 años, Aguirre habla de este mal que está desangrando al cuerpo de la democracia como si fuese algo etéreo o de los dioses y que los humanos no entendemos. Pidió, eso sí, a los dirigentes de su partido no mirar hacia otro lado ante las denuncias ‘barcianas’, y no permitir que los afiliados de su partido se avergüencen de ser del Partido Popular ni que “nos metan a todos en el mismo saco”. Es obvio que a cada uno le avergüenzan cosas que para otros son normales, sean de un partido u otro, por lo que muchos no es que estén avergonzados, es que están hasta las narices de que todos condenen la corrupción, pero siempre del adversario. Ahora, sobre donde mirar cuando habla Bárcenas es difícil saberlo porque hay muchos que se hacen los ciegos para no ver. Y la verdad que no todos son iguales de corruptos. Unos se amparan bajo unas siglas y otros bajo otras.