El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La tan cacareada reforma de la administración local que está ultimando el Gobierno de Mariano Rajoy contempla, entre otros temas, eliminar cargos de confianza designados a dedo y prohibir el personal eventual en los municipios de menos de 5.000 habitantes. Debo confesar que tengo bastantes dudas de que esta ley se haga realidad, porque una cosa es tener buenas ideas y otra valor para llevarlas a cabo. Aún así, creo que ningún Ayuntamiento, ninguno, debería tener asesor alguno. Con el número de concejales elegidos y la plantilla de funcionarios y técnicos tienen más que suficiente para administrar sus Consistorios. Los asesores/as, tan al uso últimamente, no tienen más mérito que ser familias, amigos o militantes del partido que ha ganado las elecciones con mayoría absoluta.
ANA MARÍA GIL
San Lorenzo de El Escorial