El barómetro
JAIME FRESNO
Redacción | Miércoles 22 de octubre de 2014
Tras 19 partidos jugados, es evidente que el CUC Villalba es algo más que un equipo destinado única y exclusivamente a buscar la permanencia. A estas alturas, está a sólo tres victorias de los 11 partidos que ganó la temporada pasada y acumula tres puntos más. Si ganara el 7 de enero al Móstoles, completaría la primera vuelta en 30 puntos, un ritmo en la media de los 60-65 que se precisan para jugar el play-off.
Es ya indudable que se ha operado un salto cualitativo en el equipo. Los fichajes de hombres desequilibrantes como Millán o Toni Corbella y la continuidad de la mejor línea de la temporada anterior, la defensa, han situado al Villalba en disposición de entrar en el grupo de los siete u ocho equipos que cada año se juegan las cuatro plazas de fase de ascenso. No obstante, para aspirar a ese objetivo será necesario pulir ciertos detalles. El primero, y más importante, adaptarse al estrecho campo municipal, donde sólo se han firmado tres de las ocho victorias del casillero; el segundo, hacer la cuadratura del círculo en defensa y evitar los goles de estrategia que costaron derrotas como las de Puerta Bonita y Ofigevi, o la más reciente en Parla. Si se consigue, el Villalba tendrá licencia para soñar en la segunda vuelta, donde el factor sorpresa jugará poco y sí los argumentos puramente futbolísticos.