ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
San Isidro explotó. Fue en la tercera semana cuando la feria tomó vuelo y pasaron muchas cosas importantes. Además, y a pesar de la crisis, el público continúa acudiendo a la plaza y sólo se ha notado una ligera disminución de aficionados, sobre todo en los carteles más flojos. Las Ventas sigue gozando de buena salud.
Esta feria se recordará por la corrida de toros del pasado viernes 24, en la que se cortaron cuatro orejas: dos a cargo de Alejandro Talavante, que se sacó la espina después de su aciaga encerrona con victorinos, logrando atravesar el umbral de la puerta grande; y una por cabeza para José María Manzanares y Sebastián Castella, frente a un buen encierro de Victoriano del Río.
Explosividad
Talavante llevó a cabo una faena explosiva e intensa ante un manso con transmisión. La improvisación, la variedad, el valor y la quietud fueron las armas del extremeño para volver a lograr un triunfo importante. Hubo dos circulares lentos y cosidos que, junto a un gran espadazo, ayudaron a la concesión del doble trofeo.
Castella toreó muy bien con la mano izquierda, llevando a cabo pases despaciosos y largos frente a un toro de buena clase. También mató muy bien. José María Manzanares, frente a un astado bueno y a más, llevó a cabo una faena estilista, con cambios de mano muy toreros y poniendo mucha clase en los muletazos accesorios. La estocada en la suerte de recibir fue un buen broche a la actuación de una figura a la que se mira con lupa y que cuenta con un cierto sector del público hostil.
Polémica el domingo 26
El domingo 26 debutaba en Madrid en corrida de toros la vacada de Montealto. Sin ser un encierro de nota, sí fue suficiente para que Alberto Aguilar tuviera una actuación muy redonda y rozara una salida por la puerta grande que hubiera sido discutida. Había cortado una meritoria oreja ante el tercero, un toro con movilidad y encastado al que el torero trató con cabeza y aplomo. El sexto fue un ejemplar alegre y codicioso con el que el espada madrileño volvió a estar a buen nivel, sobre todo en varias series sobre la mano derecha. Un pinchazo y una estocada le hurtaron la puerta grande, conformándose con la vuelta al ruedo. Se levantó mucha polémica por la no concesión de este trofeo -es verdad que la petición fue mayoritaria-, pero hubiera sido un triunfo en entredicho. El otro toro potable fue a para a mano de Pedro Gutiérrez El Capea, que dio muchos pases pero ninguno con sustancia.
Otra de las orejas fue la paseada por Arturo Saldívar en la corrida de El Ventorrillo, festejo celebrado el martes 28. Entendió bien el mexicano a un toro que se venía de largo, primero toreándole de rodillas en redondo, para luego mostrarse valiente y firme mientras el astado se iba apagando. Unas ceñidas manoletinas y una estocada en lo alto ayudaron a la concesión del trofeo. El resto del encierro sacó mansedumbre y ayudó muy poco. Miguel Ángel Delgado demostró ser un torero de buen concepto y finas maneras, pero se topó con dos toros que no le dejaron expresarse. En su primero consiguió lo más brillante y saludó una ovación desde el tercio.
Miguel Ángel Perera es otro de los toreros que tras su paso por Las Ventas cotiza al alza. Tras la oreja lograda el día del patrón, volvió a puntuar en la corrida del jueves 23, donde con el ejemplar más aprovechable del encierro de Jandilla-Vegahermosa aplicó temple, valor y una mente muy despejada. Dio más trazo a la muleta y luego volvió a ser el torero de meterse entre los pitones con gran solvencia y solemnidad. Estuvo muy cerca de cortar una oreja si la espada hubiera viajado a la primera.
Morante de la Puebla sólo pudo esbozar algún lance suelto y una preciosa media a pies juntos ante un lote pésimo. Por su parte, Finito de Córdoba logró un buen saludo de capa y dejó algún lance con sabor.
Novillada sin raza
La novillada de Carmen Segovia jugada el lunes lució unas bellas y armónicas hechuras, pero la falta de raza arruinó la esperanza de los novilleros. El utrero de mayor vigor y transmisión lo sorteó Curro de la Casa en segundo lugar, pero no acabó de acertar en el temple y las distancias. El colombiano Sebastián Ritter causó buena sensación: con un animal muy rajado se pegó un arrimón a la desesperada y tras una buena estocada tuvo el reconocimiento de un parte del público.
En el festejo de rejones, Pablo Hermoso de Mendoza, volvió a triunfar. No salió por la puerta grande, ya que en su mejor faena falló con el rejón de muerte. Luego cortó una oreja tras una buena labor.
Un festejo anodino resultó el del miércoles 29. La tercera tarde de Daniel Luque se saldó sin nada destacable. Tampoco estuvo fino Jiménez Fortes, mientras que El Fandi dejó algunos detalles con el capote y en dos buenos pares de banderillas.