El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Es evidente la disconformidad de las personas con aquellos/as que imparten a día de hoy la política, no sólo en nuestro país, sino también en gran parte del mundo. Es por esa razón que son miles de personas las que salen a la calle a pedir sus derechos, tanto como cumplen con sus obligaciones.
Es más lógico pensar que cuando nos movilizamos para pedir aquellos derechos adquiridos, más que conjugar el verbo pedir lo que verdaderamente hacemos es solidarizarnos con quienes están al extremo de la cadena y en ese momento son los más débiles.
Cuando la sociedad se une, lo hace para ayudarse, para sentir el calor, pero nunca con la intención de herir a nadie. Quizá sería más notable ver y percibir esos movimientos, desde el derecho que nos asiste, como la vida latente de una sociedad que así demuestra estar viva y cuyo objetivo es construir una sociedad mejor.
Sobre todo, ¿qué les pasa a algunos dirigentes políticos, de uno u otro color, incapaces muchos de ellos de escuchar y sentarse a dialogar, con aquellos que no pueden más? Creo que aunque cambien de cara, el lobo sigue dentro de ellos, y a su alrededor todos aquellos que sin escrúpulos habitan siempre al lado el poder. De ahí mi pregunta: ¿quiénes son los verdaderos perroflautas?
FLORENCIO CUENCA
Collado Villalba