Opinión

Aborto y desigualdades

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Es necesario cambiar la ley del aborto? Desde mi punto de vista no. El número de este tipo de intervenciones va en descenso desde hace años. Pero conviene subrayar que, con la reforma anunciada, el Gobierno no busca una reducción de la práctica (que es para lo que debe servir una reforma anunciada, y la que ahora se prepara solo fomentará las desigualdades sociales), sino la satisfacción ideológica de los sectores más conservadores del Partido Popular, o lo que es lo mismo, para la garantía del rédito electoral y del sostenimiento financiero del partido.


Si el Gobierno quisiera reducir el número de abortos, actuaría con los embarazos no deseados, cuya frecuencia si es ya bastante preocupante (basta acercarse a cualquier instituto de secundaria para comprobarlo). Pero la Conferencia Episcopal, que limita la noción de la vida a lo estrictamente biológico (¿Qué hay de la vida de los sí nacidos? ¿Cuándo criticará la Iglesia la política económica al servicio de los bancos como el primer enemigo de las familias, en lugar de los matrimonios homosexuales?), condena por igual los anticonceptivos. Si luego ha de pudrirse en la calle, que se pudra, pero que nazca. El espíritu lo tendrá ya desde la concepción. Y claro, todos los angelitos van al cielo.

Yo también creo que el no nacido es objeto de derechos. Pero los de las mujeres deben respetarse siempre y servir de base a cualquier ley ¿Es necesario abrir ahora un debate interno sobre el supuesto de la malformación? Algo debe ir rematadamente mal en nuestro país cuando ciertas cosas no están claras.