El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La celebración de la Feria de Abril de Sevilla marca la actualidad taurina. La Maestranza está preciosa, la ciudad también y lo que ocurre en este marco es maravilloso.
La encerrona en solitario ante seis toros de José María Manzanares estaba señalada en rojo como uno de los carteles más apetecibles. El lleno asegurado y el plus de verle ante un toro de Victorino Martín. El pasado sábado, la tarde se le puso muy cuesta arriba al torero de Alicante y las cosas no acababan de salir, no había triunfos ni orejas. Los astados de Domingo Hernández o el devuelto de Victoriano del Río no acababan de embestir y la tarde se le escapaba. El ejemplar de Victorino fue una verdadera prueba de fuego, correoso, encastado y tremendamente exigente; trajo por la calle de la amargura al torero, que pasó muchos apuros. Gran tercio de banderillas de Curro Javier, Trujillo y Blázquez.
Cuando a punto estaba de salir el sexto, la sensible afición de Sevilla arropó y dio calor a Manzanares, que no dudo en recibir en la puerta de chiqueros al toro de Juan Pedro Domecq que cerraba la tarde. Gran disposición del torero en un gallardo saludo de capa ante un animal sobresaliente que no se cansó de repetir a la maleta del torero.
Faena preñada de torería, inspiración y con remates y adornos muy bonitos que encandilaron a los tendidos. Una estocada y un descabello le pusieron las dos orejas.
El otro gran acontecimiento de la feria lo protagonizó el lunes Morante de la Puebla, que dio un recital de toreo de capa frente a los toros de Cuvillo. Gran tarde del sevillano, que pudo cortar dos orejas de estar fino a espadas.